"Estábamos bajando las escaleras y cuando miré hacia atrás ya no estaba; había caído rodando hasta las rocas". La esposa de la mujer de 59 años que se precipitó ayer por la mañana hasta el pedrero de San Lorenzo, a la altura de la iglesia de San Pedro, no logra entender cómo una caída "tan tonta" estuvo a punto de acabar en tragedia. Su pareja, M. B. E. S., bajaba con ella por la escalera 1 con la intención de llegar hasta el arenal, porque la marea estaba baja y había varios bañistas paseando por la zona. Sin saber aún cómo, la afectada resbaló a mitad de camino y bajó "rodando" hasta precipitarse de cabeza contra las rocas, quedando después atrapada en ellas. Al final su rescate exigió de la presencia del personal de Salvamento, dos dotaciones de bomberos y agentes de la Policía Local. La afecta fue trasladada al Hospital de Cabueñes con una herida en la frente.

La suerte fue que en el momento de la caída, a las 10.40 horas, el bombero jubilado José Manuel Rubiera estaba paseando por la playa. "Vengo siempre con mi mujer, así que lo vi todo. Se cayó sin más, tropezando con un escalón, y luego tuvo la mala pata de seguir rodando hasta el pedrero. Pero podría haber sido mucho más grave", aclaró. El jubilado se acercó corriendo hasta la mujer en bañador y en chanclas para comprobar su estado, por lo que la afectada estuvo acompañada en todo momento. "Estuvo todo el rato consciente y la brecha en la cabeza no me pareció excesivamente grave. Después los compañeros vinieron muy rápido y la pudieron subir otra vez en la camilla e inmovilizarla. Se recuperará", estima el voluntario. Se dio la casualidad de que la dotación de bomberos enviada a la zona era justo la misma en la que él había trabajado hace años.

La mujer de la accidentada, por su parte, estaba visiblemente nerviosa. "Me dicen que a lo mejor tiene algún problema en la cadera porque tenía torcida una pierna y también me dicen que esté tranquila, pero yo vi la sangre y me puse fatal", explicó. Al no poder acompañar a su esposa hasta el Hospital de Cabueñes, donde quedó ingresada, en cuanto finalizó el rescate -que por lo céntrico de la zona congregó a decenas de curiosos- pidió ayuda a varios de estos testigos para poder llamar a un taxi. Pese a que lo preocupante del accidente hizo que se movilizase una uvi móvil, no parece que la salud de la mujer corra peligro.