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El Banco Urquijo reabre como innovador centro laboral con un cuarto de ocupación

Los usuarios aplauden la funcionalidad del edificio: "Los que viajamos fuera ya conocíamos de estos sitios, la idea es ir a trabajar contentos"

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Así queda un Palacio al convertirse en centro de negocios

El sonido mecánico de los dedos contra el teclado, llamadas de trabajo en la azotea y cafés rápidos a pie de barra. En el palacete del Banco Urquijo, reabierto ayer como un espacio de trabajo compartido y como el nuevo proyecto hostelero del cocinero Ricardo Sotres, los clientes que se animaron a estrenar el edificio se tomaron ya el día como una jornada laboral seria y productiva. El centro, a cargo de la marca Spaces y la multinacional IWG, cuenta ya con una cuarta parte de sus plazas reservadas e instaló durante todo el día a los más ansiosos por empezar a trabajar. La parte reservada para Sotres estuvo algo más llena, porque su instalación permite la entrada de socios y no socios, y la de Spaces, que copa la mayor parte del edificio, parece que arrancará con algo más de calma, pero con buenas sensaciones. "Tener un 25% de las plazas ya reservadas en el primer día de actividad supera incluso nuestras propias previsiones. Estamos ilusionados", comentaron los organizadores.

Uno de los que estrenaron el recurso fue Andros Llamedo, empleado del sector del márketing digital. Ha reservado una oficina compartida con una compañera, que es abogada, con la idea de buscar sinergias. "Al final son dos profesiones que confluyen bien porque pocos abogados manejamos temas informáticos", aclaró. Para Llamedo el concepto del "coworking", que es el término inglés que define a este tipo de espacios para trabajar en grupo, no es nuevo. "Yo viajo mucho, y los que viajamos a otros países ya solíamos recurrir a este tipo de espacios porque ayudan, al menos a mí, a trabajar mejor. Es verdad que hasta ahora en Asturias no tenías nada así. O te ibas a una cafetería o alquilabas una oficina tradicional", explicó. La ventaja de este tipo de recursos, sin embargo, es el dinamismo. "Yo quiero venir a trabajar contento, con la idea de que también puedo hacer otras cosas, para no caer en esa sensación de que trabajar es malo. Creo que puede ser divertido si trabajan en un ambiente que lo fomente", completó. Fue, junto a su compañera, de los primeros en darse una primera vuelta por las instalaciones, hace cosa ya de más de un mes, y también una de las primeras reservas de la empresa. Conoció su nuevo hogar laboral tras tomarse un café en la zona de Sotres, que ya vivió su primera jornada de vorágine con decenas de clientes y comensales.

Se prevé que la azotea del Urquijo sea uno de los atractivos más potentes del edificio por sus vistas al Puerto Deportivo. Por el lugar también andaba ayer David Gómez, enlazando llamada con llamada desde sus auriculares inalámbricos. Un primer vistazo al edificio muestra ya esa idea de "decoración moderna a la europea" que los responsables venían semanas defendiendo. Los que conozcan algo de arquitectura y decoración reconocerán varios sillones de diseño, ventanas de aislamiento pleno y espacios variados que van desde simples mesas con bancos correderos hasta "boxes" cerrados para realizar llamadas. "La idea es que este edificio se adapte a las necesidades de todo tipo de trabajadores sin excepción", dijeron los responsables.

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