Antes de que agosto se quedase sin Feria, un grupo de artistas asturianos trabajaban en un proyecto fotográfico para retratar cómo luce la Feria de Muestras cuando no es agosto. La muestra se bautizó así, "Una Feria sin agosto", y adquirió un cariz especial cuando la actual situación de pandemia obligó al Principado a prohibir la celebración de la que es una de las mayores citas del verano en Gijón y toda Asturias. Porque, según aclaran sus organizadores, Nicolás Cancio y Pablo Basagoiti, cuando el recinto ferial Luis Adaro se queda sin público tiene más aspecto de ciudad abandonada que de espacio expositivo, ya que la cartelería, stands y decorado de la edición anterior se mantienen, dejando la sensación de que todo el mundo se ha marchado corriendo hace apenas unos minutos. "Una Feria sin agosto" se publicó en parte a lo largo toda esta semana en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA, pero prepara una edición más amplia que, si todo va bien, acabará con la edición de un libro en cosa de un año.

El proyecto está promovido por Materia Editorial, con el apoyo de la Cámara de Comercio de Gijón, y cuenta con la participación de los artistas Ana Muller, Senén Merino, Cristina López-Dóriga, Nicolás Cancio, Pablo Basagoiti, Rebeca Martínez, Héctor Jácome y José Ferrero.

El considerado pionero es Merino, que ya había inmortalizado el recinto ferial vacío con anterioridad. "Fue el que nos abrió las puertas para hacer este proyecto, el que nos enseñó el espacio en el que él llevaba tiempo trabajando. Tuvo la generosidad de mostrárnoslo para permitir hacer de él un proyecto colectivo", agradece Basagoiti, que participa también en la muestra con una de sus fotografías, la que muestra el punto de información de recepción totalmente desierto pero con su mostrador aun instalado, algo que alimenta esa idea de "ciudad abandonada" que todos los artistas refirieron sentir mientras inmortalizaban el recinto. "Tratábamos de retratar distintos espacios de Feria cuando no hay Feria. Estamos acostumbrados a verla cuando hay pequeñas citas o cuando se celebra la propia Feria de Muestras, pero, cuando acaba, el espacio es totalmente diferente, como abandonado", razona. "También sorprende que pocos días antes de la nueva Feria del siguiente año se le da un lavado de cara y de golpe vuelve a estar disponible al público", añade.

La criba de las fotografías, añade, se hizo de forma expresa para su publicación en LA NUEVA ESPAÑA, destacando espacios diferentes que mostrasen lo amplio del recinto. El objetivo, no obstante -todavía se están haciendo más fotografías estos días-, es editar un libro más completo que se espera que pueda ver la luz y presentarse para la edición del año que viene. "Publicar esta selección en LA NUEVA ESPAÑA sirvió un poco de homenaje para esa Feria que no pudo ser", razona Basagoiti.

Las aportaciones del resto de artistas publicadas en este diario son variadas. La de Senén Merino, el de la idea originaria del Luis Adaro desierto, muestra un stand precintado con un plástico oscuro frente a otras carpas con la persiana bajada. Ana Muller, madrileña afincada en la región, por ejemplo, retrató la naturaleza que vuelve a la vida cuando el recinto no tiene público. Muestra varios árboles y un campo con margaritas.

Cristina López-Dóriga se puso a jugar con las sombras. Eligió como marco una de las puertas del pabellón central, pero aprovechó que había entrado al recinto en una tarde de invierno en la que estaba a punto de anochecer y la luz, anaranjada, se reflejaba contra todas las superficies. Nicolás Cancio, otro de los organizadores, retrató una pileta a medio llenar de agua de lluvia en un stand de piscinas.

La avilesina Rebeca Martínez aprovechó la experiencia para recuperar recuerdos de infancia, porque eligió el stand de Oquendo, una empresa en la memoria de muchos niños de la región que se llevaban a casa un globo de regalo. Para alimentar esa idea de "ciudad abandonada", el stand sale reflejado en un charco y editado en blanco y negro. En el proyecto también participan los artistas Héctor Jácome y José Ferrero. El trabajo continúa, y la previsión es que todos puedan seleccionar entres seis y siete fotografías para incorporarlas a ese futuro libro.