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Secretos de una cúpula que hace aguas

Vicente Díez Faixat, hijo del arquitecto de la Laboral, pide un "estudio serio" de los defectos de la iglesia: "Los ladrillos están perdiendo masa"

Imagen actual de la cúpula de la Laboral que muestra las humedades.

Instalar un toldo, volver a sacar la licitación de obra que quedó desierta, realizar un nuevo estudio que dictamine si los ladrillos se están "deshaciendo"... El eterno debate sobre el estado de la cúpula de la iglesia de la Laboral y su ya endémico problema de humedades regresa después de que ninguna empresa se haya ofrecido a reformar una estructura de 2.300 toneladas por los 125.324 euros que ofrecía el Principado y enfrena opciones de expertos que piden volver a sacar la licitación con un presupuesto mayor y otros, como el arquitecto Vicente Díez Faixat, que consideran que hasta que no se estudie cómo frenar la entrada de agua a la cúpula cualquier inversión caerá en saco roto. La asociación de Antiguos Alumnos ya tilda de "broma" el nuevo varapalo de la licitación desierta y teme que el Principado "no se esté tomando las cosas en serio". Esperan que haber prohibido el acceso al público -aunque ellos se han hecho con fotografías recientes de la estructura, tal y como se puede ver en esta página, que refleja el avance de los defectos- no implique una "resignación general a que el techo se desplome".

El historiador Héctor Blanco, que lleva años siguiendo de cerca la evolución de la Laboral, rompe una lanza en favor del Gobierno autonómico. "Hay que reconocer, dentro de todo este desastre que supone la gestión de la Laboral en la última década, que la etapa política actual ha mostrado al menos interés en reconocer que hay un problema y tratar de encontrar maneras de subsanarlo. Se hizo una valoración de lo que había, un plan y una licitación para abordarlo", razona. Blanco aboga por huir de medidas "paliativas" -otros expertos proponían en este periódico hace unos días instalar, al menos, un toldo que recubra la cúpula y evite la entrada de más agua- para evitar más dilaciones y "enredos". "Lo más sencillo es volver a sacar la misma licitación con más presupuesto y empezar a trabajar ya", resume. Cree que lo "lógico" es que esa licitación se vuelva a publicar este mismo trimestre. Hasta entonces, recuerda que el hecho de que la iglesia esté cerrada al público alimenta la sensación "de que todo va bien, pero sabemos lo que hay".

El arquitecto Vicente Díez Faixat, sin embargo, no tiene tan claro que el plan actual vaya a servir para desenredar el problema. "Yo entiendo que nadie se haya ofrecido a realizar esa reforma porque no creo que se sepa realmente qué está pasando con esa cúpula. Como arquitecto creo que tampoco me comprometería a arreglar un problema que no conozco", asegura. Su padre era José Díez Canteli, arquitecto del complejo, y falleció hace cinco años sin llegar a aclarar su teoría. "Tenía 97 años y le llamé para preguntarle cuál había sido su solución original para la recogida de pluviales en la cubierta. Estaba mayor, pero con la mente muy clara, y me dijo que me haría unos esquemas. Falleció al día siguiente y yo le sigo dando vueltas", afirma.

Desde entonces ha seguido en contacto con los antiguos alumnos, que le envían fotografías o le invitan a visitar el templo -cuando se podía- para ver de primera mano el deterioro. "La sensación que yo tengo es que los problemas empezaron cuando se repusieron las cubiertas del edificio, unas piezas de pizarra. Fue ya hace años y esto no es nada nuevo, pero cuanto más tarde más costoso será arreglarlo", aclara, y añade: "Yo en esa cúpula vi dos problemas: las manchas de humedad, que son claras, y los daños en el ladrillo. Desde la asociación de antiguos alumnos me enviaron fotografías de pequeños trozos de ese ladrillos que se caen en láminas muy finas. No es mucho, pero es así. Y si el ladrillo pierde masa, pierde sección útil y no cumple su función estructural". No cree que una nueva licitación ayude necesariamente a solventar el problema. "Hay que hacer, primero, un ensayo serio para ver qué falla. Hay varios laboratorios especializados en Asturias que podrían hacerlo. Si el ladrillo se deshace, la estructura puede colapsar y la bóveda se hunde. Y cerrar la iglesia al público no soluciona absolutamente nada", sentencia. También tilda de "broma" los 125.234 euros de la última licitación de reforma: "Con eso casi no da ni para poner el andamio".

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