La empresa TSK está testeando en Gijón un sistema para controlar la trazabilidad del tráfico en las principales vías urbanas de la ciudad, gracias a un sistema de ocho cámaras en las farolas y los semáforos en las calles Capua, Menéndez Valdés, San Bernardo, Munuza y las avenidas Hermanos Felgueroso y la Costa.

Esta idea, como ayer explicó Sabino García, fundador de TSK, de utilizar el internet de las cosas y el "Big Data" al servicio de los ciudadanos, desarrollando productos útiles para la ciudad. Y uno de ellos puede ser precisamente la capacidad de saber cuánto tráfico hay en cada momento en cada calle, el acumulado por horas o el trayecto que realiza cada vehículo. El proyecto "Smarttracker" da respuesta a este reto a un desarrollo que tiene por objeto investigar y testear un sistema de reconocimiento automático y masivo de matrículas de vehículos. Cada automóvil "fichado" por las cámaras se convierte en una unidad anónima, porque en ningún momento se registran las matrículas.

"Sólo se trata de asignarles una identificación para saber en cada momento por qué puntos ha pasado un vehículo y a qué hora", explicaba Juan Luis Carús, director de Innovación de TSK, en la presentación ayer de la herramienta con la presencia de la alcaldesa, Ana González, y el concejal de Movilidad, Aurelio Martín.

Una vez que las cámaras reconocen cada vehículo que pasa y les asigna un identificador, de lo que se trata es de "extraer estadísticas de interés", que permitan tomar decisiones con respecto al tráfico en momentos puntuales, como conocer dónde hay más tráfico, dónde se ha producido un atasco o dónde los coches permanecen más tiempo buscando aparcamiento. Los datos se transmiten en tiempo real por internet, a través de la red de Internet con la que ya cuenta Gijón a través de la plataforma "Smartcities", para un conocimiento exacto del comportamiento del tráfico motorizado (flujos, tiempos, velocidades), toda vez que la clásica videovigilancia de tráfico "no aporta este conocimiento porque únicamente tiene como función el ofrecer información sobre la intensidad del mismo".

Gracias a la herramienta, que aún tiene que dar un paso más para ser comercializada, el Ayuntamiento podría reaccionar ante cambios en las vías de comunicación como cierres parciales o totales, desvío o cambios en la regulación semafórica, algo que según la alcaldesa resulta "de muchísima utilidad". Y que, como quiso dejar meridianamente claro, "no sirve ni para multar ni para controlar, no estamos hablando de un gran hermano municipal, sino de cómo hacer mejor la vida de los ciudadanos a través de la innovación". Por eso, Gijón está interesado en implantar el sistema ahora en pruebas en cuando esté en el mercado.

La intención de TSK es la de seguir ampliando utilidades para su uso en entornos industriales o en parkings de vehículos, y aunque el proyecto no está finalizado, "ya tenemos potenciales clientes fuera de Asturias", apuntó el responsable de Innovación.