Aprovechar el espacio de minas cerradas como almacenes sanitarios o fábricas abandonadas como albergues para personas sin hogar y bancos de alimentos. Estas son algunas de las propuestas que se dejaron caer ayer en la primera cita de las jornadas de Incuna sobre patrimonio industrial, que se desarrollarán toda esta semana en la ciudad con la convocatoria de más de cien expertos en la materia. A la cita de ayer acudió Ainara Martínez, actual presidenta del Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial (TICCIH) en España, que abogó por la valía de los museos en esta nueva normalidad. "Son uno de los sitios más seguros ahora mismo y los que los gestionan ya están acostumbrados a controlar aforos, ratios y circuitos. Tal vez no hemos reflexionado lo suficiente sobre eso", aclaró, aunque también reconoció que "realmente parece que el tiempo de los museos ha pasado", una tendencia que podría deberse a "la sobreoferta" que afecta al sector desde hace años.

Martínez, de acuerdo al lema de estas nuevas jornadas -que el que se pide impulsar una estrategia o "new deal" sobre patrimonio industrial-, también cree que la crisis actual "será enmarcada por los historiadores del futuro en la misma crisis sistémica que ya empezó con la de 1929", y destacó que, como se hizo entonces, "la solución pasa por un acuerdo general de gran inversión, tanto económica como de medios humanos, creatividad e innovación". Fue también ella la que citó las propuestas mencionadas al inicio, aunque aclaró que todas estas propuestas, pese a ser viables y haberse planteado ya en otras ciudades, deben planificarse primero. "Es verdad que el patrimonio industrial se presta a usos muy efímeros como almacenes de material quirúrgico para hospitales, albergues para personas sin hogar y bancos de alimentos, pero si se hace tiene que tenerse en cuenta el valor de cada espacio. No todos los lugares valen para todos los usos ni todos los usos para todos los lugares", advirtió. Su homónimo del TICCIH a nivel internacional, el inglés Miles Oglethorpe, saludó a los asistentes por videoconferencia. Explicó que había estado de visita en la región el año pasado y que quedó "maravillado" con el nivel de conservación de la zona.

Por la Escuela de Comercio, que sirve estos días de sede para Incuna, pasó también la consejera de Cultura, Berta Piñán, que dio otro ejemplo del uso del patrimonio como valor, en este caso, cultural: los conciertos. "Los hicimos este último año con la orquesta del Principado, la OSPA, en lugares tipificados como de Bien de Interés Cultural, y ahora estamos buscando ubicaciones para hacer lo mismo espacios de patrimonio industrial. La idea es recuperar espacios para la cultura", justificó. "Tenemos un patrimonio de primer orden, fruto de las jornadas laborales interminables de tantos trabajadores, y es algo tan propio, tan nuestro, que estudiar su pasado para debatir su presente es imprescindible", añadió.

Con ella estuvo el edil de Cultura, Alberto Ferrao, que aclaró que preservar y fomentar el uso de industrias cerradas alimenta también "un sentimiento de pertenencia" que es en sí mismo valioso. "Si no conocemos de donde venimos perdemos nuestra identidad y nos quedamos huérfanos", expresó. También intervino, de forma telemática, Noelia Yanguas, representante del Ministerio de Cultura como coordinadora del Plan Nacional de Patrimonio Industrial, que resumió la labor realizada en las últimas dos décadas.

El presidente de Incuna, Miguel Ángel Álvarez Areces, por último, explicó que "esta nueva época puede ser un punto de inflexión" de cara a una nueva etapa que ponga en valor el patrimonio industrial y que "constate la desigualdad que se ha visto agravada" en los últimos meses. "Hay que recordar siempre que el cierre de minas de carbón, centrales térmicas y electrointensivas también nos plantean la posibilidad de reinventarnos con cosas nuevas", apuntó.