La futura ordenanza de movilidad, ahora que ya se ha aprobado que incluirá limitaciones de velocidad para que todas las calles de la ciudad tengan al menos un carril a 30 kilómetros hora, ha acabado de indignar a los integrantes de la plataforma contra la citada normativa, que lleva desde el pasado marzo alertando de que la idea -también ya aprobada- de prohibir circular a los vehículos más contaminantes por la ciudad a partir de 2026 y de prohibirles estacionar a partir de 2022 supone "una amenaza a la historia del automovilismo en España" por obligar a los propietarios de vehículos antiguos a abandonar su uso.

Consideran que "lo justo" sería crear "un censo municipal" con los vehículos que no pueden catalogarse como históricos -bien sea porque han sufrido alguna modificación o porque el propietario no puede costearse los alrededor de mil euros que cuesta hacer el trámite- y que a ellos sí se les permita entrar en la ciudad. ". Estamos hablando de unos 10.000 coches de los hay funcionando una vez a la semana unos 500. No se usan con frecuencia, no suponen un peligro para nadie", defiende Iván García, uno de los impulsores de la plataforma, que anuncia: "No nos están dejando otra opción que salir con los coches a las calles y manifestarnos".

Que la ordenanza de movilidad no caerá en gracia de los miembros de esta plataforma era ya conocido. El grupo llegó a acumular 23.500 firmas de ciudadanos en contra de esta nueva normativa. Sin embargo, además de la ya conocida medida de que todas las calles de un único sentido limiten a 30 kilómetros por hora su velocidad, el documento ahora suman también dos restricciones: que las vías con más de un carril en un mismo sentido restrinjan uno de ellos a esa misma velocidad y que como medida de control se utilicen sonómetros y medidores de emisiones para "cazar" a los vehículos más contaminantes. "Es lo de siempre. El problema no son los carriles de 30, sino que el Ayuntamiento no quiere tener coches en la ciudad. Pero la forma, y siempre se lo hemos dicho a Aurelio Martín, no es poniendo restricciones, sino dando soluciones", opina García, que cree que el citado censo ayudaría a "salvar al menos los vehículos que son símbolo de la historia nacional".

Las nuevas medidas, por el contrario, sí han sido recibidas con agrado por parte del colectivo ciclista de la ciudad. "El modelo que actualmente se está buscando para Gijón no es otro que el que se está siguiendo también por el resto de Europa. Es el camino a seguir", razona Rafael Fernández, de "Asturies con Bici", que recuerda que reducir a 30 kilómetros por hora al menos un carril en todas las calles de la ciudad, además de "reducir notablemente el nivel de emisiones" de los vehículos, garantiza también una mayor posibilidad de supervivencia en los accidentes de peatones, ciclistas y motoristas contra los turismos. Como detalle a mejorar, añade Fernández, la calle Covadonga debería contar con carriles bici concretos. "Sería ideal de doble sentido, porque nos evita meternos a la zona de El Carmen y calles cercanas que aún no están pacificadas", justifica.