El arte cumple un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático. Así lo cree Semíramis González, comisaria de una acción que ayer tuvo lugar en la Escuela de Comercio, dentro de los encuentros de la juventud de Cabueñes, y que contó con la presencia de varias artistas, entre ella, la asturiana Sandra Paula Fernández. "Las artes visuales nos permiten, a través de lo que vemos, interrogarnos sobre los problemas, aquello que estamos abordando como individuos en el mundo", detalla González, quien asegura que el arte "tiene esa capacidad poética para llegar a fibras de sensibilidad que otros lenguajes no tienen".

Las artistas de ayer -Elena Lavellés, María Carrasco y Tania Benito, además de la asturiana- "abordan su trabajo desde perspectivas muy diferentes y con materiales muy distintos: ilustración, pintura, performance, instalación, escultura". Pero todas con un mismo fondo: "Trabajar la ecología, el compromiso con el planeta, con el Amazonas, con los animales, de una manera que se pueda plasmar a través del arte y que uno, cuando lo vea, sepa que le están interpelando". González remarca que "es la juventud la que nos puso el debate en la mesa, nos están interpelando sobre el futuro por el presente tan terrible que les hemos dejado porque los mayores no hemos sabido verlo".

En el caso concreto de la asturiana Sandra Paula Fernández, su obra son dos cuadros interactivos, cada uno con seis vídeos protagonizados por el personaje de Disney Blancanieves: salvar el Ártico y el Amazonas. "Habla de la antropización del territorio, cómo el ser humano es capaz de arrasar con la naturaleza, sobre todo si prima un beneficio económico", explica la artista, que con su trabajo busca "ironizar sobre lo absurdo de algunas actuaciones humanas en la naturaleza".

Los cuadros los componen "imágenes caóticas para que la gente pueda pararse y reflexionar, pero siempre bajo una visión muy infantil o edulcorada, la visión de una persona de aquí que no sufre realmente en su carne lo que está pasando".

Toda la obra de Fernández gira en torno al "ecofeminismo", tratando sobre "la sostenibilidad ambiental, la lucha por la igualdad de género o la justicia social". En suma "una queja contra las formas que adopta el neoliberalismo, ya que nos hemos acostumbrado a ellas y no lo vemos, lo asumimos y postergamos la lucha". Por ello, entiende Fernández, "el arte es una linterna, una luz que alumbra las grietas por las que nadie quiere entrar, un recordatorio para que reflexiones contra estas problemáticas".