Evitar el colapso del Hospital de Cabueñes es la nueva prioridad de Salud. Apenas 24 horas desde la protesta histórica de sanitarios de todas las plantas del complejo gijonés fueron necesarias para dar un giro completo a la gestión del área V, que finalmente ha recurrido al Principado y al Ministerio de Defensa para que, desde hoy mismo, arranquen las labores de instalación de un hospital de campaña en el aparcamiento del recinto tras mover ayer al anochecer su autocovid hasta la avenida de Albert Einstein. El hospital provisional tendrá el equipamiento que ya se había habilitado en el HUCA en la primera ola y tendrá nueve boxes, dotados con un equipo portátil de rayos y material para extraer muestras para PCR y para exploración básica de enfermos. La idea, más que un lugar de ingreso, es que la nueva carpa ayude a aliviar la presión asistencial del área de Urgencias, saturada desde hace días ante la falta de personal.

Junto a otras medidas ya adelantadas ayer por este diario, entre ellas la apertura de una nueva planta de positivos en Cruz Roja y la derivación de enfermos a Fundación Avilés (antes Hospital de Caridad) y al Sanatorio Adaro de Langreo, la gerencia confirmó ayer a la junta de personal que Jove también se ha habilitado como nuevo "hospital sucio" en Gijón. Hace ya días empezó a ingresar sus primeros infectados (ayer ya rozaba la veintena) y, casi coincidiendo con las protestas en el hospital de referencia, habilitó una segunda planta para separar por completo los casos sospechosos. Jove, hasta ahora, asumía más bien el ingreso de pacientes no afectados por coronavirus, una tarea que podrá delegar ahora a los centros de Avilés y Langreo, y nunca hasta ahora se había encargado del cuidado de enfermos de covid-19, solo de casos sospechosos.

También habrá un ligero refuerzo de personal en las categorías de celadores y técnicos auxiliares de enfermería (de 4 y 15 empleados, aproximadamente) a repartir en las plantas y las UCI, una cifra que se queda algo escasa a juicio de los sindicatos y que no parece tener en cuenta al área de Pediatría, en la sexta planta, pese a que desde hace ya días atiende a más pacientes adultos que pediátricos. En cuanto al refuerzo de enfermeras, la tarea es más compleja: las bolsas de empleo de toda Asturias están agotadas. Por el momento, la decisión ha sido enviar a Cabueñes a dos enfermeras del centro de salud de Puerta la Villa y otras 5 del de Pumarín, así como otras nueve de ámbito hospitalario que hasta ahora trabajaban en consultas externas, un servicio que quedará mermado para blindar más el hospital. Corriente Sindical de Izquierdas, que promovió la exitosa protesta de este miércoles, pidió ayer la dimisión de todo el equipo directivo del hospital y recurrirá a Inspección de Trabajo por tercera vez tras lo que ellos consideran un "incumplimiento claro" de los protocolos de uso de equipos de protección. A su juicio, en Cabueñes no se están cumpliendo por obligar al personal a seguir equipados durante horas y sin apenas oportunidad de descanso.

Esta falta general de personal impide mucho más margen de maniobra para abrir camas, por lo que en realidad el complejo gijonés está jugando con un intercambio de cromos. Los últimos: la sexta planta, hasta ahora de sospechas, se abrirá como zona de positivos, juntos a las plantas siete y ocho. La otra cuarta planta de sospechas, la cuarta, sigue funcionando como tal y sumará previsiblemente también la segunda. Quedaría la quinta, pero no logran reunir enfermeras suficientes. La planta cero, por último, se usaba hasta ahora como espacio ampliado de Urgencias y podría dejar de usarse como tal si la nueva zona ampliada de la unidad (estrenada el miércoles) y el hospital de campaña alivian la situación. La idea es que esta planta baja sirva como zona de ingreso, pero hasta ahora dependía del personal de Urgencias, que reconocía "no dar abasto".

La gran olvidada es Pediatría. El personal se ve obligado desde hace días a atender, en su mayoría, a pacientes de edad muy avanzada, un perfil de enfermo que nada tiene que ver con su especialidad y para el que aseguran no tener material adecuado. "Andamos por las plantas pidiendo pañales de adultos cuando por el resto del hospital hay otros jóvenes, aunque no de edad pediátrica, que podríamos cuidar mejor nosotros. Ya no pueden ingresar los niños porque está todo ocupado por un servicio que es de geriatría. Nos han convertido en una planta de Medicina Interna de 80 a 90 años. Todo esto se tenía que haber pensado antes", critican desde el área.