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Isla Correyero | Poeta

“En ‘Diario de una enfermera’ describo ya nuestro apocalipsis”

“La voz de la mujer es ahora muy importante, porque estuvimos mucho tiempo sin abrir el pico”

Isla Correyero

Isla Correyero (Cáceres, 1957) es una de las voces poéticas destacadas de su generación. Hay quien recuerda aún cuando leyó su poema “Coño azul” en el Palacio Real de Madrid. En la antología “Mi bien” (Visor) reúne una amplia muestra de su poesía, casi siempre sin concesiones. Participó ayer en los encuentros “Poex”.

–Ha dicho que la poesía es un camino “solitario y altísimo”.

–Sí, lo dije en una poética. Es una reflexión muy solitaria, propia, con el mundo. Y es lo más alto; mi bien, como digo en esa antología.

–Y dice que no se crea sin un punto de desesperación...

–También hay gozo, claro, y hay un gozo del sufrimiento. Lo que se necesita es mucha valentía para ir hasta el fondo de lo que estamos buscando.

–En “Mi bien” repasa toda su obra. ¿Ha cambiado?

–Supongo que como a cualquier persona le cambia la vida. Mi poesía, ahora, es más reflexiva y madura. Me he mantenido siempre, es cierto, fiel a una estética bastante realista; hay quien la ha considerado hiperrealista.

–Incluye poemas de “Ámbar”, libro que quedó inédito.

–Lo escribí con 24 años, muy clásico; una historia de amor con una compañera de trabajo. No lo publiqué porque tenía otra pareja, un hombre, y no encontré el momento. Lo fui dejando hasta esta selección de “Mi bien”.

–Releyendo “Diario de una enfermera” no dejaba de pensar en una conexión con la hora pandémica que vivimos.

–Hoy (por ayer) voy a leer poemas de ese libro. No me voy a distraer con otros de amor o sexo. Estamos en un momento muy doloroso y no podemos dejar de mirar ahí. Lo paso mal porque trabajé en plantas de hospital muy problemáticas. Escribí una serie para TVE que, muy bien pagada y todo, no emitieron al considerarla muy dura. Está en los cajones. Pero hablo ya, veinticinco años antes, de este mundo de ahora. En el poema “Ruinas” describo este mundo apocalíptico nuestro.

–El poder de la poesía...

–Es verdad.

–Como antóloga reunió en “Feroces, radicales, marginales y heterodoxos en la última poesía española” a un grupo de poetas que después ha influido en cierta estética realista muy extendida.

–Sí, marcó muchísimo. Algunos están entre los más considerados de la actual poesía española. Cuando hice esa antología estaban en el subterráneo. Viajé por toda España para hablar con poetas desconocidos que sólo publicaban en hojitas. Algo nuevo. De Gijón estaba David González. Un tipo de poesía que también se dio mucho en Andalucía. Algunos eran amigos entre ellos y fue todo muy interesante, como una cadena humana: unos me pusieron en contacto con otros. Estaban ahí y había que sacarlos. La editorial DVD fue muy valiente al publicarme el trabajo.

–Con algunos participantes en “Poex” hemos comentado que uno de los fenómenos reseñables de la actual poesía española es el creciente número de mujeres que publica. Usted ya estaba, en 1986, en la antología “Las diosas blancas”.

–Sí, la antología que hizo Ramón Buenaventura. No me quiero poner medallas, pero casi todas eran buenísimas.

–Todo aquello creció, afortunadamente.

–Afortunadamente, sí. En estos momentos es muy importante la voz de la mujer. Como hemos estado tanto tiempo sin hablar, sin abrir el pico, pues se ha ido creando un panorama de una gran riqueza.

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