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El surfista gijonés pasó los cinco días de cautiverio esposado y atado al techo

Los secuestradores, que llevaban pasamontañas, le dieron embutido, galletas, agua y zumo para comer y 100 euros para que volviese a Gijón

Los bidones de ácido y colchones.

Esposado y enganchado con candados a una gran cadena que colgaba del techo de la nave industrial del polígono de Massanassa, en Valencia, donde lo tuvieron retenido durante cinco largos días. Así pasó el cautiverio el gijonés de 34 años Pablo Juan Sánchez, secuestrado en marzo en una nave del polígono industrial de Pervera (Veriña), donde se ubica la empresa de autocaravanas que regenta su hermano. Debajo tenía un colchón y estuvo alimentado en todo momento por sus secuestradores, dos de ellos ya detenidos por la Guardia Civil, que sí llevaban la cara tapada para que el joven surfista no les pudiese identificar. Estos individuos, que pudieron contar con la ayuda de al menos otras tres personas, llegaron a enviar una foto como prueba de vida a la familia tras exigir cinco millones de euros de rescate antes de que la presión policial les hiciese liberarlo en la provincia de Albacete. Hasta le dieron 100 euros en metálico para costear su vuelta a Gijón en autobús.

Los días de cautiverio, Pablo Juan Sánchez estuvo alimentado. Sus secuestradores, que en ningún momento le agredieron físicamente, le dieron embutido y galletas para comer, así como zumos y agua. Así durante los cinco días que pasaron hasta que le soltaron. Luego, decidieron llevarle hasta la provincia de Albacete y allí dejarle ir, bajo la amenaza de que no dijese absolutamente nada de su liberación. Le dieron cien euros que el joven utilizó para coger un autobús que iba que cubría la línea Benidorm-Madrid y ya en la estación de Méndez Álvaro, en la capital, coger otro autobús hasta Gijón. También le dio el dinero para subirse a un taxi en la estación gijonesa y llegar hasta su casa, en Roces.

Una vez que Pablo Juan Sánchez estuvo a salvo –esa fue desde el primer momento la gran prioridad para los miembros del equipo de Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de Gijón que iniciaron la investigación, en la que también colaboró la UCO– las pesquisas se enfocaron en localizar a los responsables. Fue quizás lo más difícil por las grandes medidas de seguridad empleadas y la experiencia como delincuentes que tenían a sus espaldas. De hecho, ya habían cometido un secuestro con antelación y todo apunta a que estaban preparados para llevar a cabo nuevas retenciones. Uno de los implicados había tenido “relaciones económicas” con el hermano del surfista gijonés en el pasado. La investigación sigue abierta.

Material para más secuestros

Los agentes se vieron sorprendidos al entrar en la nave donde tuvieron retenido al gijonés Pablo Juan Sánchez al ver las “enormes medidas de seguridad” que existían y la cantidad de material intervenido que reflejaba una “clara intención” para seguir cometiendo secuestros, como cadenas y bidones con ácido sulfúrico.

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