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Los alumnos de Coro del Conservatorio de Gijón, cantando con mascarilla y a distancia. | Daniel Mon | M. L. / D. M.

Así son las clases en el Conservatorio de Gijón en la era del covid: la trompeta, de lado y a distancia

El centro educativo desarrolla férreas normas ante la pandemia: el coro ensaya con mascarilla y los instrumentos se tocan en dirección contraria al profesor

Tocar la flauta detrás de una cortina transparente, con una mascarilla acoplada en la campana del instrumento y dirigiendo el aire en dirección contraria al profesor. Las normas sanitarias impuestas por la pandemia de coronavirus han obligado a agudizar el ingenio y desplegar toda clase de métodos para que los alumnos que tocan instrumentos puedan seguir formándose. Lo saben bien en el Conservatorio Profesional de Música y Danza de Gijón, que ha diseñado un puntilloso protocolo de actuación para que las clases sigan siendo una experiencia segura. Y, de momento, explica su directora, Julia Álvarez, lo están consiguiendo sin mayores dificultades. “Aquí no se ha producido ningún contagio, con más de un millar de alumnos que tenemos”, afirma.

Con el inicio de las clases de forma presencial ha sido necesario adaptarse a la “nueva normalidad” con normas comunes: dispenasador de gel hidroalcohólico, tres mascarillas reutilizables en cada clase, distancia entre alumnos y profesores y otras medidas adaptadas a las peculiaridades de cada asignatura. Por ejemplo, en las aulas de danza, además del gel de desinfección, se dispone de una mopa para la limpieza del suelo de cada aula y un producto desinfectante para el suelo y demás superficies (barras, equipos de música) y papel desechable para la limpieza, con la desinfección diaria de todos los suelos con producto virucida antes de comenzar las clases. Y en las aulas de piano, cuentan con una manopla especial para la limpieza del teclado, mientras que en las habitaciones de uso común se dispone de toallitas desinfectantes para la mesa, equipo de música, ordenador o aquel material que pudiera ser compartido. Además, se ha clausurado el uso de las cabinas de estudio temporalmente.

Pablo Núñez ensaya a la trompeta con Gabriel Menéndez, tras una cortina.

Punto por punto

Los protocolos que se siguen en las clases de instrumento son exhaustivos y adaptados para cada uno de ellos. Un ejemplo en detalle, el del aula de piano. En primer lugar, el profesor da paso al alumno, que está esperando fuera y manteniendo la distancia de seguridad, después de haber ventilado adecuadamente el aula e higienizado el piano. El alumno deja sus objetos personales en un lugar destinado para ello, evitando tocar nada, se desinfecta las manos para acceder al aula y antes de tocar el instrumento. Se sienta al piano, evitando tocar cualquier parte innecesaria. Y se recomienda tablet o medios electrónicos para evitar las partituras.

Segundo paso: el profesor se sitúa en su mesa de trabajo para impartir las clases. Si necesita hacer ejemplos prácticos, indica al alumno que se levante y se aleje, se desinfecta las manos antes de tocar y después del ejemplo. El alumno vuelve a desinfectar las manos para continuar con la clase. Así, durante las veces que sea necesario en el desarrollo de la clase.

Y si el profesor necesita acercarse a observar al alumno siempre mantiene la distancia de seguridad de metro y medio. Si debe realizar un contacto físico con las manos (para hacer correcciones) se las desinfecta antes con gel hidroalcohólico y, una vez realizada la corrección, proceder otra vez a su desinfección. Evitan en todo lo posible estos acercamientos y, si se hacen, por suma necesidad, son rápidos. Por último, el profesor limpia con toallitas desechables el teclado y la banqueta y ventila del aula durante al menos diez minutos. Así, todos los días, clase tras clase, explica Julia Álvarez.

Un alumno con un trombón con mascarilla.

Es la norma general que, según indica la directora, se extiende con otros añadidos al resto de especialidades. En las aulas de viento, los profesores tienen que evitar colocarse en la dirección del aire proyectado por el alumno, con mascarillas FFP2 para los docentes para una mayor seguridad y una pantalla protectora facial. Del mismo modo, se recomienda la colocación de mascarillas en las campanas de los instrumentos que por dimensiones puedan acoplarse: trompeta, saxofón, clarinete, fagot, oboe, flauta, para evitar la expansión de aerosoles. Y para aquellos instrumentos donde se hace imposible el uso de este sistema (trombón, trompa) se recomienda la utilización de un filtro TNT que se pueda acoplar. Y “se recogerá siempre el agua de condensación”. Para ello, los alumnos llevan una toalla pequeña para colocarla en el suelo y recoger el agua de condensación que se pueda producir al tocar. “El alumno evitará soplar con demasiada fuerza para su eliminación”, especifica un protocolo por el que el Conservatorio ha recibido la enhorabuena del Principado.

En el aula de percusión después de cada cambio de instrumento de percusión se debe realizar una desinfección. Y del mismo modo se actúa en el aula de guitarra y en el caso del violín, viola , cello, contrabajo y canto. En el aula de Coro, se siguen sus propias medidas específicas, ya que se junta un conjunto de personas cantando y expulsando aire simultáneamente, y con alumnos de diferentes centros de la ciudad.

El aula está colocada en semicírculo manteniendo siempre una distancia de metro y medio entre el alumnado con unos puntos en el suelo donde deben ir los pies de los alumnos. Solamente se utilizan sillas: ni mesas, ni pupitres ni atriles. Además, durante la clase de coro se está en todo momento con mascarilla, y el director que se encuentra enfrente del coro, además de una mascarilla tipo FFP2 utiliza una pantalla protectora. Durante la clase se alternan la apertura de las ventanas de los balcones, con lo cual, en los días de más frío “se recomienda traer ropa de abrigo”, recuerda la directora. Eso sí, “las puertas y las ventanas nunca se abren a la vez para evitar corrientes con los pasillos y las aulas que están enfrentadas”.

Las medidas han sido acogidas “de forma muy positiva por los alumnos”, que aún con las incomodidades lógicas de cantar y tocar con mascarilla, “están encantados de seguir en clase presencial”.

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