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Récord de servicios en la Cocina Económica y colapso en el Albergue, que deriva a usuarios

La falta de espacio y la llegada del invierno preocupan a los gestores de las entidades sociales: “No tenemos hueco para todos”

Una cocinera, en los fogones del Albergue Covadonga. | Juan Plaza

La Nochebuena del jueves fue la más complicada que se recuerda en Gijón en décadas. Las entidades sociales advertían de que las cifras esta Navidad serían de récord y las previsiones se están cumpliendo. La Cocina Económica ha vivido estos días festivos los más ajetreados de los últimos años, con 311 comidas y cenas en Nochebuena y otras tantas ayer, día de Navidad. Y en el Albergue Covadonga, lleno por las restricciones de espacio impuestas por la pandemia, ya han empezado a derivar a una media de diez personas al día al estar cubiertas las plazas; y apenas ha empezado el mal tiempo.

Para los próximos días, se espera lluvia y nieve en cotas bajas, con un desplome de temperaturas que preocupa, y mucho, a quienes atienen a las personas sin hogar. “Ha habido mucha más gente que otros años, más de cien personas más que en 2019”, aseguraba ayer Marisela Cueto, hermana de la Caridad y directora de la Cocina Económica. La casa ha sido uno de los lugares que más ha notado el golpe de la crisis y las cifras no dejan de crecer desde el pasado marzo, con el inicio de la pandemia. Calculan cerrar el año con 300.000 servicios, algo nunca visto desde que abriera la Cocina en 1905 para prestar servicio básico de comida y vestido para los más necesitados. Este año se han ido batiendo récords mes tras mes. “Con la llegada de la Navidad se hace aún más duro, por las fechas que son”, indica Cueto. Así las cosas, con el comedor cerrado y con un único servicio al día en el que se entrega a los usuarios la comida y la cena en un envase de plástico, los días de Nochebuna y Navidad se han convertido en un goteo incesante de personas en busca de una comida que, a pesar de todo, “hemos querido que fuera un poco diferente”. “Todos tenemos derecho a que así sea en estas fiestas”, reflexiona Cueto.

“Ha habido mucha más gente que otros años, más de cien personas más que en 2019”

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Las hermanas trabajan desde hace meses con un horario de atención más amplio, desde las once la mañana, pare evitar aglomeraciones, pero con la pena de no haber podido abrir el comedor para estas fechas: “Hemos estado mirando las posibilidades con Sanidad y hay muy buena disposición, pero tenemos que organizar los grupos burbuja de los trabajadores y voluntarios para poner todo en marcha con seguridad”. La intención de la casa es poder abrir “a principios de enero” y con un aforo más reducido de lo que se pretendía en principio, con “apenas 30 personas”, aunque se había pensado que fuera para unas 40.

La medida urge porque “llega el frío y la lluvia y nos duele mucho que la gente esté en la calle sin poder sentarse o sin poder calentar la comida”, afirma la directora de la Cocina, quien trata no obstante de paliar las dificultades con “todo el trato humano posible”. “Procuramos esperar a los usuarios a la puerta para saludarlos, hablar con ellos, interesarnos por su situación por si podemos ayudarlos y para felicitarles estas fiestas”, asegura.

En el Albergue pasan por parecida situación estos días: los protocolos anticovid han hecho que el aforo sea mucho más reducido: han pasado de 78 a 55 plazas y con la llegada del invierno ya han tenido que dejar gente fuera. “Se están denegando plazas, entre cinco y diez”, explica la directora, Cristina Avella, en un momento en que “nos preocupa por el frío, pero estamos en contacto con la Fundación Municipal de Servicios Sociales para buscar una solución todas esas personas”. En Nochebuena y Navidad recibieron a 48 personas para cenar, entre las que se contaba una familia, así como a otros 16 usuarios del Centro Nocturno que también tuvieron su cena y comida especial. Gracias a la donación de la Fundación Alimerka en los platos del Albergue se han servido menús con cordero, langostinos y postres navideños. Una diferencia “considerable, al tratarse de unas fechas más entrañables y sensibles”. “Cuando estás lejos de tu familia y de tu entorno, esto supone un refuerzo positivo y un apoyo importante”, remata.

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