Entre las últimas voluntades del arquitecto Juan González Moriyón, fallecido el pasado domingo a los 68 años, constaba expresamente que no se hicieran halagos públicos a su persona. Pero ayer, en el funeral celebrado en la iglesia de San Pedro, el párroco, Javier Gómez Cuesta, no se resistió a dedicarle unas sentidas palabras de despedida. “He recibido muchos mensajes de amigos tuyos, Juan, y todos me hablan muy bien de ti”, dijo. “Quien me ha hecho los mayores y más cariñosos elogios ha sido precisamente tu madre política, Mari Carmen”, relató el sacerdote en un íntimo diálogo que emocionó a los muchos asistentes que acudieron a brindarle un último adiós al urbanista.

Muchos de ellos, compañeros de profesión: el decano del Colegio de Arquitectos, Alfonso Torre; el vicedecano, José Ramón Puerto, y profesionales como quienes fueran sus estrechos colaboradores, Fernando Nanclares y Nieves Ruiz, Javier Felgueroso, Vicente Díez Faixat, Pepe Santana, José Ramón Fernández Molina, Esther Roldán y Víctor Longo, el fotógrafo Marcos Morilla o el ingeniero César Nespral, entre muchos otros amigos y compañeros que quisieron rendirle homenaje póstumo, aún sobrecogidos por su pérdida.

No en vano, “Juan se dejó querer, y esa es la sabiduría de la vida”, ahondó Gómez Cuesta en su homilía, en la que recordó cómo “los arquitectos dejan huellas en las ciudades que les recordarán siempre, y él ha dejado muchas intervenciones en este querido Gijón, que deberíamos cuidar más”. “Sentimos de verdad que te hayas ido de nuestro lado y queremos darte las gracias por cómo fuiste y lo que hiciste, por tu vocación de arquitecto y tu amor a esta ciudad que tiene alma”, resumió el párroco ante su familia: su viuda Ana , sus dos hijos, Guillermo y Paula, y todos los que ayer les arroparon.

González Moriyón, que nació el 18 de junio de 1952, cursó estudios en el colegio de la Inmaculada y fue pilar de la transformación contemporánea de Gijón, con obras como la reforma del teatro Jovellanos, el Nicanor Piñole o el puerto deportivo. En los ochenta, entró a formar parte del equipo encargado de elaborar el Plan General de Ordenación Urbana y también participó en la regeneración de Cimadevilla, entre otras muchas actuaciones. A lo largo de los años, ha dejado huella en casi todos los rincones de su ciudad natal.