La poderosa voz de Afelio Vázquez Ronderos se apagó ayer a los 84 años. Destacado tenor popular, fue uno de los fundadores del Coro Asturiano de La Calzada y uno de los pioneros del Club de Natación Santa Olaya, una entidad a la que estuvo muy vinculado durante toda su vida. Demostró su gran destreza musical en Gijón y buena parte de Asturias, pero también en el extranjero, especialmente en Gales y en un mítico viaje en 1984 en la extinta Unión Soviética acompañando al coralista Mateo Bullón a hacer una demostración de folclore asturiano al otro lado del Telón de Acero. “Era bromista y trabajador, tenía una voz impresionante”, destacaron ayer sus familiares y sus numerosos amigos.

Nacido en Gijón, en plena Guerra Civil, la infancia de Afelio Vázquez no fue sencilla. Muy vinculado a la zona oeste de la ciudad, estudió en lo que entonces se conocía como colegio Primo de Rivera, hoy Príncipe de Asturias, en la avenida de la Argentina. En su adolescencia, tuvo que hacer frente a un tumor en la cadera. Fue operado y pasó un año ingresado en el Sanatorio Marítimo. Así lo recuerda Afelio Vázquez Cuervo, uno de sus tres hijos. “Tuvieron que cortarle parte del fémur y quedó renqueante”, afirma.

Algunas de sus primeras actuaciones tuvieron lugar en la mítica sidrería Las Cancelas, en la avenida de la Argentina. En ese chigre nació el germen de lo que después sería el Coro Asturiano de La Calzada, del que Vázquez Ronderos fue uno de los fundadores. Esas interpretaciones las recuerda a la perfección el expresidente del Santa Olaya Félix Fernández, el único dirigente del club que se mantuvo en el cargo durante tres mandatos (2001-2013). “La naturaleza le dotó de una voz de tenor que si hubiera tenido un buen maestro le habría hecho triunfar”, destaca Fernández.

La música fue la pasión de Vázquez Ronderos, pero se ganó la vida como deliniante proyectista en desarrollos de calderería. Es decir, haciendo planos. Salvo una breve etapa en Ceuta, a mitad de la década de los sesenta, pasó gran parte de su vida trabajando para la firma “Crady” en el alto de El Cerillero. También estuvo en Astilleros del Cantábrico. En 2017, falleció Argentina Cuervo, su esposa, con la que había contraído matrimonio en 1961. Aparte de Afelio Vázquez Cuervo, de la unión de ambos nacieron Mario y Alfredo Vázquez. Además de impulsar el Coro de La Calzada, el tenor estuvo en el orfeón de El Natahoyo y en el coro de Cimadevilla.

El talento de Vázquez Ronderos le llevó a brillar allende las fronteras asturianas. Quizás uno de los viajes más memorables fue el que protagonizó junto al gran maestro Mateo Bullón en 1984 nada más y nada menos que a la URSS. Dieron tres conciertos, Bullón al piano, y Vázquez Ronderos interpretando. Fueron en Moscú, en Kiev y en la ciudad ucraniana de Chernígov. “Nunca fue profesional de la música, pero le gustaba estar muy metido en el tema. Era muy conocido”, contó su hijo, Mario Vázquez. Algo debió de gustarle al tenor de la Unión Soviética porque precisamente Mario Vázquez estudió con una beca en Odesa (Ucrania).

Fue uno de los pioneros del Santa Olaya, un club del que llegó a ser socio, según explicaron sus familiares. Siempre estuvo muy vinculado a la entidad del camino del Lucero y llegó a cantar su himno en algunas celebraciones de la entidad. “Gracias a personas como él y muchos de su generación nació el club que hoy todos conocemos y disfrutamos”, señala el presidente electo del Santa Olaya, José Enrique Plaza. Aficionado al ajedrez y de férreas convicciones políticas, nunca rechazaba una actuación. Ya fuera en el teatro Jovellanos o en el chigre, la voz de Alfredo Vázquez, que se apagó ayer, siempre arrancaba aplausos.