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Carmen Morales | Misionera en África, visitó la sede de Manos Unidas

“En los países de África se ha vacunado a 30 o 40 personas, son los olvidados”

“La educación de la mujer es básica, son ellas las que llevan la economía y no consta en ninguna parte”

Carmen Morales, ayer, en Gijón. Ángel González

Carmen Morales es religiosa misionera de La Asunción y ha desempeñado largos años de labor en África, en misiones en Costa de Marfil, Burkina Fasso, Togo y Camerún, siempre en acciones de educación, especialmente, con niñas. Estos días está en Gijón para dar testimonio, en la semana de colecta, de que Manos Unidas “trabaja estupendamente, colaborando en multitud de proyectos”.

–¿Cuál es el papel de las mujeres en África en la actualidad?

–La mujer en África no habla mucho, sino que actúa de forma callada. Y trabajamos para darles seguridad, para que comprendan que ellas son capaces de hablar delante de un hombre, algo que es muy importante.

–¿Se ha avanzado en este terreno?

–La verdad es que sí. En Camerún estuve en un centro de promoción colectiva, donde había chicas entre 12 y 26 años entre las que gocé particularmente. Habían interiorizado que no sirven para nada, y nuestro trabajo es el de hacerles ver lo equivocadas que están, hacerles ver las cualidades que tienen para hacer cosas preciosas, y esa labor es muy reconfortante. La mujer es una semilla muy importante, y en Togo por ejemplo son las mujeres las que llevan la economía del país, y no figuran en ningún sitio.

–¿En qué proyectos trabajan actualmente?

–Es muy importante seguir desarrollando el sistema de microcréditos, algo clave porque les da la posibilidad de tener sus fondos para crear su propia empresa pequeñita, sus comercios... En países como Camerún se han puesto en marcha asociaciones de mujeres, y en ellas crean un banco que les permite hacer cosas. Se reúnen y cotizan, cada una aporta un dinero para una bolsa común. Cada día una de ellas lleva todo lo recolectado y funciona como un crédito que les da la oportunidad de hacer inversiones para tener sus propias iniciativas.

–¿Con qué resistencias se han topado?

–Tenemos que tener en cuenta que trabajamos con comunidades en las que están muy arraigadas las costumbres. Por ejemplo, un guardián del colegio no dejaba a la mujer trabajar, porque es la costumbre de su pueblo, no entraba en su mentalidad. Esas son las principales resistencias, las costumbres que frenan la independencia y la iniciativa de la mujer.

–¿Cómo están viviendo estas comunidades la pandemia de coronavirus?

–Ellos están muy acostumbrados a las enfermedades, con virus terribles. Lo están viviendo como aquí, con mucha preocupación. Y no podemos olvidar que el confinamiento para nosotros es algo muy diferente: aunque estés en un piso pequeñito tienes un espacio, pero ellos hacen la vida afuera, ¿dónde se confinan? . En el otro lado de la balanza tienen menos contagios que nosotros, al menos en los países con los que tengo contacto. Están acostumbrados a tener muchas enfermedades y tienen un sistema inmune más fuerte. Además, tienen muchas medicinas tradicionales que emplean regularmente, procedentes de árboles y plantas, y que les van bien según me dicen las hermanas de mi congregación. También hay muertes, pero en menos proporción que aquí, son casos más aislados.

–¿Cómo saldrá África de esta crisis? ¿Habrá vacunas para el continente?

–África siempre es la gran olvidada. Desde que empezó la campaña de vacunación apenas se ha administrado a 30 o 40 personas en los países que yo conozco. Fíjate la cantidad de millones que está poniendo la Unión Europea para tener las vacunas para todos sus países... ¿De dónde se sacan los millones para África? Tenemos que contagiar solidaridad.

–¿Qué proyectos van a desarrollar en el futuro?

–Sobre todo, los centrados en la educación, en la promoción de la mujer. Es fundamental, porque he visto transformación en las personas, y eso es lo más importante en este proceso.

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