El sindicalismo gijonés llora la muerte de Humberto Vallina, histórico dirigente y defensor de la lucha obrera. Fallecido este jueves a los 80 años, el perito industrial era original de Pola de Siero, pero afincado desde sus años de estudiante en la ciudad, donde dejó una profunda huella en la Unión Sindical Obrera (USO) –le consideran cofundador del grupo– y en Comisiones Obreras, donde también militó durante años. Vallina, a juicio de los que le conocían, era “uno de los pocos defensores de la lucha obrera de verdad” por haberse alejado siempre de “politiqueos” e intereses de poder. Era también un gran amante de la montaña y el senderismo, así como un ávido lector y aficionado al jazz. “Tenía muchas inquietudes y luchó toda la vida”, indicó ayer su hijo, Raúl Vallina.

La pérdida de Vallina ha caído como un jarro de agua fría en sus compañeros de la época. Entre ellos está Ángel Pérez, uno de los pocos testigos vivos del nacimiento de la USO en Asturias. Considera que “ya casi no queda nadie” igualable al perito, a quien admiraba. “El sindicalismo general de ahora tiene mucho que aprender de él”, lamenta. Vallina, recuerdan sus allegados, fue incluso apartado de Ensidesa temporalmente por su forma de pensar y actuar. “Luego le readmitieron, pero fueron unos años duros, se dedicó a vender libros y a hacer lo que buenamente podía”, concreta José Agüera, uno de sus mejores amigos y coautor hace décadas de artículos y estudios que auguraban los peligros de la desindustrialización. “Casi todo lo que dijimos que iba a pasar, pasó. Era un buen hombre”, asegura.