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La USECIC, seguridad de élite en Gijón

La Unidad de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil, formada por 35 agentes, interviene en operaciones de máxima relevancia en buena parte de la geografía asturiana: “Esto engancha”

Así trabaja la Unidad de la Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil de Gijón

Así trabaja la Unidad de la Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil de Gijón I. Peláez

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Así trabaja la Unidad de la Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil de Gijón I. Peláez

Con el protocolo de actuación bien aprendido, protegidos de arriba a abajo, en perfecta coordinación, pendientes a cada momento de todos los flancos y cuidando unos de otros para garantizar el éxito del operativo y salvaguardar la integridad colectiva. Así actúan los agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana (USECIC) de la Comandancia de la Guardia Civil de Gijón, un grupo multidisciplinar, capaz de prestar apoyo para todo tipo de intervenciones, desde la entrada y registro en un domicilio para dar caza a peligrosos delincuentes a la cobertura en eventos multitudinarios como las fiestas de prao o la visita de los Reyes al Pueblo Ejemplar. Son una unidad de élite, mucho más que una vocación al servicio de los ciudadanos que les obliga a estar alerta las veinticuatro horas del día. En cuestión de minutos, están ya en marcha para cumplir con una misión. “Siempre que se necesite un operativo para intervenir, aquí estamos”, afirman los agentes.

La USECIC de Gijón está compuesta por 35 miembros, organizados en turnos y dependientes de las órdenes directas del Teniente Coronel y el comandante de operaciones. La unidad está ideada para prestar apoyo a otros grupos de la Guardia Civil, desde la Policía Judicial al Seprona. Se ocupan de la zona oriental y en parte de la central de la región (en Oviedo hay otro grupo de las mismas características) y siempre están de guardia por si se precisan sus servicios. “A veces, si hay una orden para intervenir, vienen hasta los que no están trabajando”, desvela el teniente al cargo de la unidad.

A este grupo operativo llegan los mejores, en su mayoría provenientes del Grupo de Acción Rápida (GAR) y de la Agrupación de Reserva y Seguridad (ARS). “Se elige siempre al que mejor historial tenga, no de antigüedad, sino de méritos. Cuentan los cursos que hagas y hasta los idiomas”, resumen. Algunos de sus actuales miembros, por ejemplo, han estado a pie de campo en misiones en difíciles escenarios como el Líbano o Afganistán.

Trabajan cada día velando por la seguridad de todos. Sin olvidar que, desde hace varios años, España está en alerta terrorista nivel 4 alto. A los controles en carretera de armas y explosivos o drogas se suman ahora los cierres perimetrales. Uno de sus grandes aliados es la intuición, afinada con el paso de las intervenciones. “Hay que hacer hincapié en la corazonada, cuando ves un vehículo hay algo que sientes, que no te cuadra y sueles acertar”, desvela el teniente. En estos tiempos la planificación es vital porque “cualquier fallo no tiene vuelta atrás”.

La coordinación juega un papel fundamental. Es básico para que todo salga bien. Cada día tienen actividad en la calle, que compaginan con entrenamientos exhaustivos. “La forma física es muy importante”, coinciden. Eso sí, lo que más quieren es poder actuar y poner en práctica todos los protocolos que tienen interiorizados. “Es muy importante para seguir avanzando mediante acierto y error”, argumenta el teniente, consciente de que, para mejorar, es necesaria la acción real. En esos casos es cuando se coge experiencia.

La prioridad para enfrentarse a cada operativo, en especial si se trata de intervenir en una vivienda para llevar a cabo una detención (sin saber lo que les espera dentro) o el abordaje a un barco, es estar bien equipado. “Llevamos la seguridad al extremo”, sostienen los agentes. Cristales blindados para taparse la cara, gafas de visión nocturna, chalecos antibalas de todo tipo, hasta de cerámica, que les permiten hacer frente a armas de guerra. Todo un arsenal de protección. Un gran peso que llevan sobre sus espaldas con pasmosa naturalidad y que cada agente amolda a sus gustos y necesidades dentro de unos parámetros preestablecidos. Las armas, cada uno la suya, van en línea para defenderse de cualquier ataque, también los escudos y otras herramientas para poder tirar las puertas abajo. Hasta el botiquín táctico, con materiales sanitarios, muchos de ellos israelíes, que incluyen desde cánulas a aguja para neumotórax. “Todo esto salva vidas”, enfatiza el teniente. Todo está medido al milímetro.

Con sigilo, ordenados y revisando todos los frentes. Se cuidan unos a otros, y cada uno sabe lo que debe hacer en cada momento, especialmente en aquellas intervenciones que constituyen un mayor riesgo, como las entradas y registros en domicilios. Se preparan con sigilo y, al grito de Guardia Civil, entran a por los malos para proceder a su arresto y frustrar así cualquier actividad ilícita que suponga un riesgo a la sociedad. Van en tropel, perfectamente coordinados para maximizar las opciones de éxito. “Esto engancha”, afirman estos agentes que en mayo viajarán al control de la valla a Ceuta, en la que será su cuarta misión. La prevención y mantenimiento de la seguridad ciudadana son los objetivos perseguidos por esta unidad de élite que mejora cada vez que ponen en práctica la maquinaria, que funciona como un reloj.

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Así se trabaja en la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil de Gijón Juan Plaza

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