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El jesuita acusado de abusar de una alumna de la Inmaculada: “Fue una relación consentida”

El procesado afirma que la joven tenía 16 años cuando se produjeron los primeros encuentros sexuales entre ambos

El jesuita Jorge Enríquez, en el centro, junto a su abogado, Alberto Aldamunde, con el maletín, y el superior en Villagarcía, Salvador Galan, a su llegada al Juzgado. M. L.

El religioso Jorge Enríquez Muñoz, acusado de abusar sexualmente y de forma continuada de una alumna del colegio de la Inmaculada, reconoció ayer haber mantenido una relación sentimental “consentida” cuando la joven “tenía ya 16 años” durante su declaración ante el tribunal de la Sección Octava de la Audiencia. “Estoy bien, tranquilo”, expresó el jesuita por la mañana, a su entrada al Palacio de Justicia, escoltado por su abogado, Alberto Aldamunde, y Salvador Galán, el superior de la Compañía de Jesús en la residencia de Villagarcía de Campos, Valladolid, la casa en la que reside el procesado desde que fue apartado del sacerdocio y del contacto con menores en enero de 2020, cuando se encontraba destinado en el colegio de la orden en Logroño tras tener conocimiento de la denuncia.

La vista oral contra el jesuita se celebró a puerta cerrada y durante poco más de cuatro horas. Enríquez se había desplazado el martes desde Villagarcía hasta Gijón, igual que hizo durante la investigación judicial. Ayer, en el banquillo, optó por responder a las preguntas de la Fiscalía y a las de su abogado, pero no a las de la acusación particular, que ejerce la joven denunciante, representada por María Jesús Sánchez Obeso, letrada del Centro de Atención a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos de Asturias (Cavasym). El religioso explicó que, tras su paso por la Inmaculada (estuvo tres años, entre 2005 y 2008), mantuvo un vínculo de amistad con la denunciante que generó después “una relación amorosa o de pareja consentida”. “No creemos que exista ningún delito”, reiteró su abogado defensor tras el juicio.

Esta versión de Enríquez Muñoz, la misma que ya ofreció a lo largo del proceso judicial abierto en enero del pasado año, tras la denuncia, dista mucho de la repetida por la joven, que va en línea con la acusación de la Fiscalía y que sitúa los primeros encuentros sexuales entre ambos cuando ella tenía entre 14 y 15 años. La antigua alumna del colegio de la Inmaculada, que actualmente está a tratamiento psicológico por los hechos denunciados, declaró ayer tras un biombo para evitar el contacto visual con el acusado, aunque los dos sí coincidieron físicamente en el mismo pasillo del Juzgado antes de entrar a la sala, aunque a distancia de varios metros.

La joven volvió a incidir en que las primeras conversaciones personales entre ellos ocurrieron a través de las redes sociales, cuando supuestamente la llamaba “princesa” y “solete” además de dejar claro que él “no era de piedra”. En 2008 y 2009, con Jorge Enríquez fuera del colegio de la Inmaculada y ya en otro destino en Latinoamérica, siguió “intimando con ella, provocando encuentros y diciéndole que la amaba y que la deseaba”, según sostiene la Fiscalía en su escrito de acusación. Las relaciones sexuales de forma completa no llegaron hasta que la menor tenía ya 17 años. Además del testimonio de la acusación ofrecieron sus impresiones tanto los peritos judiciales como la psicóloga que asiste a la denunciante.

La relación entre el jesuita y la joven concluyó en septiembre de 2012. Los dos siguieron su vida por separado, ella con sus estudios universitarios y él destinado en el colegio de la orden en La Coruña y luego en los jesuitas de Logroño, donde llegó a ser el superior de la Compañía en La Rioja. Todo cambió en enero de 2020, cuando la joven optó por relatar lo ocurrido y proceder a interponer una denuncia contra Jorge Enríquez por abuso sexual. En ese momento, nada más conocerse la notificación, se apartó al religioso de todas sus funciones y se le recluyó en la residencia que los jesuitas tienen en Villagarcía de Campos, una gran finca que, entre otros usos, sirve para acoger a los sacerdotes más veteranos y que ya necesitan estar bien atendidos por su avanzada edad.

La Compañía esperará a la sentencia para retomar el proceso canónico

A la espera de la sentencia está ahora la Compañía de Jesús, que recientemente hizo público un informe para reconocer la existencia de 118 afectados (81 menores y 37 adultos) de abusos sexuales a manos de 65 jesuitas durante los últimos 93 años. “Nos llena de dolor, vergüenza y pesar. Queremos aprender a pedir perdón a las víctimas y a la sociedad por los abusos, por la cultura de silencio, por no afrontar limpiamente los hechos”, verbalizó Antonio España, superior provincial de la Compañía de Jesús en España, tras dar a conocer el balance de la investigación interna, pionera, llevada a cabo en la orden. A partir de ahora, y una vez se conozca la decisión judicial sobre Jorge Enríquez, se llevará a cabo un proceso canónico que permitirá decidir su futuro dentro de la Iglesia y como jesuita.

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