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Condenan a una gijonesa por enviar 1.229 mensajes en tres semanas a su expareja

La mujer, que asumió dos años y medio de alejamiento, se presentó a gritos en casa de su víctima, a la que indemnizará con 1.000 euros

Juez.

Una vecina de Gijón de 35 años fue condenada ayer a un año de cárcel por un delito de coacciones, en la modalidad de acoso, después de enviar 1.229 mensajes, vía SMS, y 200 llamadas de teléfono a su expareja sentimental, con la que había mantenido una relación de cinco años, en apenas tres semanas. A la pena de cárcel se suman otros dos años y medio de alejamiento de 300 metros y la prohibición de comunicarse con su víctima, a la que tendrá que indemnizar con mil euros, por cualquier mecanismo. La mujer reconoció ayer los hechos en el Juzgado para alcanzar un acuerdo con el fiscal y la acusación particular.

El afectado, gijonés, decidió poner fin a la relación el 7 de noviembre de 2019, algo que la condenada, natural de Rumanía, no aceptó. Prueba de ello es que, a partir de esa fecha, “y con la deliberada finalidad de constreñir y menospreciar la libertad ajena, así como para doblegar la voluntad de su exnovio”, según destaca el ministerio fiscal en su escrito de acusación, esta mujer trató de mantener el noviazgo. Fue entonces cuando la procesada “comenzó a hostigar a su víctima de manera continuada y persistente sin causa alguna justificada” entre la fecha de la ruptura y el 13 de diciembre de ese mismo año. Poco más de un mes de acoso a través del teléfono móvil, principalmente.

La mujer trató de ponerse en contacto con el afectado, representado por la abogada Patricia Prendes, realizando más de 200 llamadas telefónicas y 1.229 mensajes SMS “pese a que su exnovio ya le había manifestado que no deseaba recibir ni sus llamadas ni sus mensajes”. De hecho, hasta la había bloqueado en la aplicación de mensajería WhatsApp, y por eso recurrió al otro sistema de contacto. El escrito de la Fiscalía, además, detalla pormenorizadamente todos los movimientos, y desvela que en un día llegó a escribir hasta 879 mensajes de texto.

Al no lograr respuesta alguna por parte de su expareja, esta mujer decidió presentarse en el domicilio un día de finales de noviembre de 2019. Hasta tres horas estuvo esperando en el rellano de la escalera, justo enfrente del piso del afectado, hasta que comenzó a llamar a la puerta de forma reiterada. Esta acción la repitió ya en diciembre, sumando en aquella ocasión unos fuertes gritos para que su exnovio le abriese la puerta, lo que generó la perturbación de la convivencia en el inmueble, llegando el presidente de la comunidad (era la una de la madrugada) a llamar la atención a este joven. La procesada hasta llegó a llamar por teléfono a la madre de su expareja para que intercediese ante su hijo para que volviese con ella.

La situación “alteró y afectó de manera muy relevante el normal y pacífico desarrollo de la vida cotidiana” de este joven, según el fiscal del caso, “tanto en su vida personal y familiar como en el ámbito de sus relaciones vecinales”.

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