Gijón contará el año que viene con el primer centro educativo de pedagogía Montessori con continuidad hasta la etapa de Primaria. El colegio Currusquinos, fruto de la experiencia de sus fundadoras en el ámbito de la educación y en pedagogías activas, filosofía Reggio Emilia, crianza consciente y respetuosa y disciplina positiva, nació en 2012 convirtiéndose en un centro pionero en Asturias con estas características. Casi 10 años después, ofrecerá la continuidad hacia la etapa de Primaria en sus nuevas instalaciones en Mareo (Leorio).

El Boletín Oficial del Registro Mercantil acaba de certificar la constitución de esta segunda fase, la de Educación Primaria, lo que supone un traslado desde las instalaciones de Somió a Mareo para poner en marcha un proyecto basado en la filosofía Montessori desde la etapa “Nido” hasta “Taller II”, bajo un enfoque holístico e integrador, con aula de música, un proyecto de aprendizaje de inglés por inmersión lingüística y un proyecto propio de alimentación saludable en la escuela.

En su pauta de trabajo, el centro destaca que una educación Montessori en la etapa de la infancia “supone darle a nuestros hijos e hijas la oportunidad de explorar y explotar todo su potencial tanto ahora como en el futuro”. “Por eso, el respeto al método, la selección exhaustiva del personal docente, el detalle en las instalaciones y la participación de las familias son aspectos fundamentales”, señalan las creadoras del colegio, pionero en la región en su forma de trabajo.

De ese modo, se apuesta por un equipo pedagógico “empático, sensible y con vocación, con formación en pedagogías activas, disciplina positiva y Aware Parenting”. También por la participación, apoyo y compromiso por parte de las familias. Es, argumentan los promotores, un programa educativo basado en las nuevas pedagogías científicas, la confianza en el potencial de cada uno y el respeto a sus necesidades e intereses, la seguridad emocional, “entendiendo que el juego, la risa, el llanto y las rabietas sirven como mecanismos de liberación de estrés”. El método Montessori da a los niños a partir de un año “la seguridad para que puedan expresarse libremente sin ningún tipo de juicio”, con una disciplina “no punitiva”. “Que no haya castigos ni recompensas no significa que no haya límites y normas, necesarios para una buena convivencia y una buena salud emocional”, se matiza desde el centro gijonés.