Preocupación policial por el auge de los saltos al agua en el puerto deportivo de Gijón
Los jóvenes aficionados a esta práctica, sancionada con 600 euros, niegan riesgos: “Venimos a disfrutar, no causamos problemas”

Dos jóvenes se lanzan al agua en el puerto deportivo, ayer. / Marcos León
Marcos FERNÁNDEZ
Preocupación policial por la creciente práctica de lanzarse al agua del puerto deportivo desde el espigón de Talasoponiente, que está sancionada con 600 euros. Esta costumbre arraigada desde hace tiempo entre algunos grupos de jóvenes, lejos de amainar, va a más desde el inicio de este verano, tal y como denuncian vecinos y bañistas de la cercana playa de Poniente. “Vale la pena correr el riesgo de la multa”, aseguraban ayer varios de los chavales familiarizados con este tipo de diversión, que han sido advertidos en varias ocasiones por patrullas de la Policía Nacional durante los últimos días. “Venimos a disfrutar, no causamos problemas” afirman.
A primera de la tarde de ayer, un grupo de doce jóvenes de entre 14 y 17 años se lanzaba sin parar desde el espigón de Talasoponiente, ante las miradas de los paseantes y de los usuarios del centro deportivo. “No creemos que sea peligroso, hay mucha profundidad, incluso cuando está la marea baja”, aseguraban, minutos antes de que un coche de la Policía Nacional apareciera en la zona para disuadirlos. Los agentes les advirtieron verbalmente, pero no tramitaron ninguna denuncia.
Según explica la Policía, estos saltos suponen una infracción grave al tratarse de una actividad imprudente que puede provocar serias lesiones. Un razonamiento que los adolescentes no comparten. “Vengo desde hace tres años y nunca ha pasado nada”, afirmaba uno de ellos. “Yo desde hace cuatro y lo mismo, ni accidentes ni multas”, añadía otro, entre risas. “Esquivamos a la Policía”, apuntillaba un tercero.
Los chicos y chicas presentes coinciden en que “no hay ninguna zona en Gijón donde podamos realizar estos saltos”. “Si no quieren que lo hagamos aquí deberían ponernos algún lugar para ello”, añadían. “Estamos cansados de bañarnos en la playa únicamente, queremos algo más de adrenalina”, remataban.
“Si tenemos que elegir, nos da más miedo sufrir la multa que tener un accidente. Pero ninguna de las dos nos parece que ocurrirá”, aseveran los jóvenes. Su intención para este verano no ha cambiado ni un ápice pese a los avisos recibidos y el conocimiento de las posibles sanciones. Los jóvenes que acostumbran a reunirse para realizar los saltos son residentes en diferentes barrios de la ciudad: el Centro, Montevil, La Calzada, El Natahoyo... Todos aseguran que seguirán acudiendo a la zona a pesar del riesgo de que finalmente sean multados por agentes de la Policía Nacional.
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