Llamadas constantes (alguna a altas horas de la madrugada), mensajes compulsivos y comentarios a terceros para desprestigiarla. Este es el calvario que ayer describió una joven gijonesa que tuvo que cambiarse de centro educativo ante el acoso que estaba sufriendo parte de un compañero con el que tenía una amistad, pero al que rechazó para una relación sentimental. Este joven, que niega que existiese acoso y aseguró ayer ante la jueza que “nunca fue tajante” a la hora de decirle que no quería nada con él, afronta un año y medio de cárcel y tres años de alejamiento.
Orden de alejamiento
La afectada se negaba de inicio a denunciar, y al principio trataba de calmar a este joven, nacido en 1996, que la amenazaba con autolesionare si no accedía a mantener una relación con él. La gota que colmó el vaso, después de dejarla tranquila, llegó cuando la víctima descubrió que el acusado iba haciendo comentarios sobre ella a terceras personas (a su novio actual, en concreto), lo que motivó que, en suma, sufriese un ataque de ansiedad del que fue asistida en el Hospital de Jove. La denunciante logró, como medida cautelar, una orden de alejamiento de 500 metros, pero como ambos iban al mismo centro, la joven acabó cambiando de instituto para no cruzarse con él. Esa misma orden piden que se amplíe ahora si resulta condenado. El juicio quedó ayer visto para sentencia.
