Un joven veinteañero resultó detenido en la noche del viernes acusado de atentado y desobediencia a la autoridad después de que, por negarse a ser identificado, acabase mordiendo a un agente en el costado izquierdo, que no resultó herido. El arresto se produjo en las inmediaciones de Los Pericones y en medio de lo que acabó siendo un amplio despliegue, ya que la Policía Nacional solicitó refuerzos en la escena al ver que el varón, más allá de su actitud violenta, alentaba también a sus amigos para que atacasen a los agentes.

La Policía Nacional había sido alertada sobre la posibilidad de que dos pandillas juveniles habrían quedado en las inmediaciones de Los Pericones para pegarse, así que el cuerpo activó un operativo de vigilancia preventiva para evitar la posible pelea, que no parece que se llegase a producir. Tras un par de horas de vigilancia por todo el espacio del parque hasta la noche, los agentes se disponían a marcharse y, a la altura de la calle María Moliner, se encontraron con un grupo de cinco jóvenes que podrían coincidir con las informaciones que les había puesto sobre alerta. Se acercaron, por tanto, para pedirles su identificación, y fueron recibido con actitud chulesca, según fuentes policiales, desde el primer momento.

Aunque los cinco varones no vieron con buenos ojos la presencia de las autoridades, llamó especial atención a los agentes la actitud del joven que acabó siendo detenido. Se trata de un ciudadano venezolano nacido en 1996, rechazó presentar cualquier tipo de documento acreditativo. Resultó que el joven estaba, de hecho, en situación irregular en España, y que sobre él ya pesaba una orden de expulsión sin ejecutar y un amplio historial delictivo a sus espaldas.

El joven reincidió en su actitud chulesca y empezó a mostrar una actitud agresiva, lo que motivó que la Policía Nacional solicitase refuerzos para evitar que la situación se volviese demasiado violenta. Siempre según el relato policial, el veinteañero llegó incluso a alentar a sus cuatro amigos para que se enfrentasen a los policías, y acabó siendo reducido a la fuerza por varios compañeros después de que, negándose a ir a comisaría, empujase fuertemente y mordiese a uno de los agentes en el costado izquierdo. La agresión no le provocó lesión alguna, pero sí le desgarró parte del uniforme.

Tras su arresto el pasado viernes a medianoche, el implicado, que cuenta con un expediente bastante amplio por delitos de violencia en el pasado, quedó en manos de la Nacional hasta que pasó a disposición judicial este domingo. La jueza decretó su puesta en libertad, pero bajo la condición de el acusado se persone en el Palacio de Justicia cada dos semanas hasta que se decida a qué condena se enfrentará por lo sucedido.

Sobre la supuesta pelea prevista en la zona, el aviso que había recibido el cuerpo policial era que dos pandillas de origen latino y enfrentadas entre ellas iban a quedar en las inmediaciones de Los Pericones para pegarse, por lo que la presencia de estos jóvenes venezolanos en la hora y lugar previstos hicieron sospechas a los agentes y motivó que se acercasen a identificarles. El arresto, sin embargo, se produjo por la actitud violenta del joven, ya que no consta que la reyerta se hubiese dejado a producir ni si estos cinco varones tenían previsto o no pelearse con otro grupo. La información que barajaba la Policía Nacional era que se iban a dar cita dos grupos “bastante numerosos”.