“Estoy como un reloj. Estoy acostumbrado a vacunas, así que como si viene la cuarta, que estoy seguro que va a venir el año que viene, nos tocará cada año como con la gripe”. Manuel Valentín, mierense, a sus 82 años, destila optimista por los cuatros costados. Confiesa que lo peor que lleva es la mascarilla, por la sensación de ahogo que le produce, y sueña con el momento que todo pase y desaparezcan los miedos. Pero vive el momento. Esta mañana ha sido una de las 260 personas de la Residencia Mixta de Gijón que ha recibido la tercera dosis de la vacuna. En este espacio ha comenzado en Asturias la campaña que llevará unas 15.000 dosis por todos los geriátricos de la región.
En este primer día han recibido la tercera dosis unas 350 personas entre la Residencia Mixta de Pumarín y La Dehesa en Tremañes. “El objetivo es consolidar la inmunidad y la baja incidencia que tenemos actualmente”, relata Josefina Suárez, subdirectora de gestión y cuidados de enfermería del área sanitaria V.
Benedicta Franco es palentina. Tiene 92 años. Y la tranquilidad de sentirse más segura. “Me apetecía volver a ponerla, ojalá acabe todo pronto y volvamos a la normalidad, aunque creemos que nos tocará una cuarta vacuna, que ya serían muchos pinchazos…”, reconoce antes de añadir que en los primeros minutos tras el pinchazo no siente ninguna molestia: “Con la segunda sí que lo noté, pero ahora estoy bien”. Con su misma edad se encuentra Carmen Cortez, una gijonesa que pasó 64 años de su vida en Venezuela, que está viviendo ahora la experiencia de las vacunas. “Nunca me había vacunado de nada, ni siquiera para gripe”, relata antes de explicar el motivo por el que comprende que los mayores sean los primeros. “Es verdad que lo necesitamos más, pero es también bueno que empiecen por nosotros, por si no sienta bien, porque después tienen que ponérsela a los jóvenes, que son el futuro y los que tienen que trabajar”, subraya.
“Esperemos que a la tercera vaya la vencida y no nos toque más”. Carmen Constantina Redondo es gallega y tiene 87 años. Aplaude el tercer pinchazo. “Nos sentimos más protegidos”, reconoce, mientras explica con naturalidad y sin temor su experiencia. “Con la segunda tuve dolor de cabeza, pero ahora no sentí nada, a ver si esta ya es la última dosis”, relata.
Victoria García, directora de la Residencia Mixta de Gijón, aplaude la tranquilidad de los residentes con esta nueva etapa en la lucha al covid. “Se lo toman bien, se dieron cuenta del beneficio de la vacunación anterior, y están encantados por el privilegio de ser el primero centro que recibe las dosis”, cuenta. “La vida va cambiando poco a poco, pero no queremos acelerar las cosas. Ya pueden salir y recibir algunas visitas, y esperamos poder ampliarlas poco a poco”, afirma.