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Gijón agota el cheque de su confianza en Asturias

La repetición, por inejecución, de las mismas obras año tras año provoca el desencanto local con el nuevo Presupuesto autonómico

Instalaciones del Hospital Universitario de Cabueñes. | Ángel González

“Hospital de Cabueñes. Ampliación y reforma”. Este epígrafe se puede ver en todos y cada uno de los anexos de inversión de los proyectos presupuestarios del gobierno de Asturias desde 2013. Justo el año en el que Faustino Blanco, entonces consejero de Sanidad, anunciaba en la socialista Casa del Pueblo de Gijón una inversión de 100 millones a favor del centro hospitalario gijonés. Ese año se presupuestaron 50.000 euros, 40.000 el siguiente y 290.000 en 2015. Cantidades pequeñas para ir empezando los trámites de un proyecto que, estaba claro, iba a durar años. Aunque nunca se pensó que tantos.

La partida fue subiendo proyecto presupuestario tras proyecto presupuestario pasando a 505.500 euros en 2016, a 701.703 en 2017, y 1.185.001 en 2018. Y en el 2019 un estirón hasta los 8,1 millones que se quedaron en 4,2 millones en el proyecto del siguiente año y en 3,4 en el del ejercicio en curso. Ambos afectados por la necesidad de la consejería de Sanidad de priorizar la lucha contra el coronavirus sobre otros asuntos. ¿Problema? Que a día de hoy la ampliación del hospital de Cabueñes sigue sin empezar y tampoco lo hará a corto plazo tras quedarse desierta la licitación de la primera fase de la obra.

La memoria de todas esas partidas sin ejecutar año tras año y la proximidad del fracaso de la licitación hace que esos 12.278.686 que el gobierno de Adrián Barbón da al hospital gijonés en su plan de inversiones para 2022 se hayan recibido en el Ayuntamiento sin un solo aplauso. A pesar de ser la mayor inversión autonómica y el elemento central de un paquete inversor para Gijón de casi 30 millones: el doble que el año anterior.

Pese a compartir siglas políticas, el gobierno socialista de Gijón, liderado por Ana González, le ha dado un tirón de orejas al proyecto del equipo de Adrián Barbón casi más fuerte que el de los partidos de la oposición, cuyas quejas sobre la incapacidad gestora del gobierno autonómico no son novedad. El cheque de confianza del gobierno local en sus compañeros socialistas del gobierno autonómico parece haber bajado muchos dígitos: los que suman las obras comprometidas año tras año en el presupuestos autonómico y que siguen sin hacer multiplicados por el impacto de esa licitación desierta del hospital.

Pero el problema no es sólo el suma y sigue de retrasos en la ampliación de Cabueñes. La concejala de Hacienda, Marina Pineda, hablaba el viernes de unas inversiones, en general, “insuficientes” que pasaban a la categoría de “decepcionante” en una partida muy concreta: la de 164.900 euros para el futuro colegio de Nuevo Roces. El barrio más joven de Gijón lleva años luchando por tener un centro docente y un centro de salud.

El compromiso político con estas dotaciones públicas ya tiene años pero falta el salto de los documentos a los hechos. Así que ver tan poco dinero para el proyecto escolar ha sentado tan mal al gobierno municipal como a los vecinos, a los que se prometió un colegio para este 2021 y con ese dinero no lo ven para 2022.

También critican los vecinos de Nuevo Roces que no se haya licitado este año la obra del consultorio pese a tener el proyecto desde abril y algo más de un millón presupuestado. Un millón que se vuelve a repetir en el proyecto económico del año que viene. Ante este más de lo mismo, la asociación vecinal de Nuevo Roces ya se ha puesto manos a la obra. Por un lado contactando con todos los grupos políticos en el parlamento para que, vía enmienda, se amplíe la dotación para el colegio. Y por otro, convocando una protesta el próximo día 18 bajo el lema “Consultorio médico y colegio público para Nuevo Roces, ¡ya! No más promesas incumplidas”.

Hay más. Por mucho que sumen casi 4,5 millones las dos partidas para los accesos a la Zalia desde La Peñona tampoco es una inversión que haya hecho saltar de alegría a Gijón. Ni a políticos, ni as vecinos. No tanto porque no sean necesarios esos enlaces con la gran zona logística de Asturias. Más bien porque ya son demasiados años dándole vueltas a un proyecto que debería ser motor económico del Principado y no pasa de descampado al que faltan servicios básicos y atractivo para inversores. Así que, a día de hoy, lo que más interesa a muchos es que se ejecute ya ese plan de redimensionamiento de la zona para devolver a muchos propietarios del ámbito rural afectado la posibilidad de tomar decisiones sobre sus terrenos.

Otra cosa a tener en cuenta al desmenuzar las inversiones autonómicas para Gijón es que parte de ellas se hacen realidad en base a los dineros d el mecanismo de recuperación y resiliencia. Unos fondos de origen europeo que suman 123 millones en el presupuesto autonómico. En ese grueso están, por ejemplo, los 2,5 millones para poner en marcha una amplia, y muy necesaria obra de mejora, en la Residencia Mixta de Pumarín que está valorada en cerca de cinco millones. Por esta vía llegan también los 600.000 presupuestados para una actuación en el centro de atención integral de Cabueñes. Ambas operaciones dependen de la consejería de Derechos Sociales y Bienestar.

Aunque vía fondos europeos también hay un importante paquete de actuaciones en materia de reforma de la movilidad en entornos urbanos que no vienen territorializados en el anexo de inversiones del presupuesto autonómico pero que llegarán a Gijón en forma de carriles bus, aparcamientos disuasorios e intercambiadores. En materia de movilidad si hay definidos 60.000 euros para redactar el proyecto de remodelación del enlace de Roces.

Visto lo visto, y con la próxima cita electoral más cerca cada día, ni la actual propuesta económica del Principado gusta en Gijón. Ni puede que lo arregle ninguna mejora que se pueda conseguir con las enmiendas. Un pasado de demora tras demora y un presente de más de lo mismo distancian entre números a los gobiernos de Gijón y de Asturias.

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