Treinta y dos nombres de hombres y mujeres que nacieron o vivieron en Gijón y fueron deportados a campos de concentración integran el listado que maneja el Ayuntamiento de Gijón a través de su concejalía de Memoria Democrática. Ante los edificios que albergaran su vivienda, o su lugar de trabajo como alternativa, se colocara un “adoquín de la memoria”. O “stolperstein”, como se conoce a cada una de esas piezas a las que dio vida el artista alemán Gunter Demming en un proyecto de homenaje a las víctimas de la persecución nazi que empezó su andadura en 1996.
El itinerario del recuerdo arrancó en Colonia. Ahora hay repartidos más de 75.000 de estos adoquines por veinte países. Uno de ellos España. Gijón decidió hace un tiempo vincularse al proyecto, según anunció la concejala del área, la socialista Salomé Díaz Toral. Ahora mismo se está completando el trabajo de campo para localizar las posibles ubicaciones de esos 32 adoquines que buscan tener presentes a los gijoneses que fueron deportados al horror de los campos de Mauthausen, Gusen, Ravensbrück, Dachau, Buchenwald o Bergen-Belsen. Algunos fueron liberados, otros murieron allí.
El plan es que el proceso de colocación de esos simbólicos adoquines se complete con un acto oficial al que vendría el propio Demming. Sería a lo largo del primer trimestre del año que viene. Lo que el artista alemán creó en su momento y ahora llega a Gijón con unos pequeños bloques de cemento, con forma de cubo, en una de cuyas sus caras, cubierta de latón, se graban a mano los datos de la víctima: nombre, fecha de nacimiento, datos de la deportación y fecha de fallecimiento o liberación.
Cataluña y Baleares son las comunidades autónomas donde más “stolpersteines” se pueden encontrar en el suelo, pero también hay un número considerable en ciudades como Soria, Zamora y Madrid.
