Desde que comenzó la pandemia en la Cocina Económica ven con preocupación cómo cada vez les llegan más usuarios que jamás habían necesitado ayuda para conseguir un plato de comida. El repunte de la demanda, que según cuantifica el Ayuntamiento roza ya el 40 por ciento en estos dos últimos años respecto a 2019, ha motivado que las arcas municipales aprueben una financiación extraordinaria de 100.000 euros para la Asociación Gijonesa de Caridad, entidad encargada del servicio. Luis Torres, su responsable, explica que le había pedido ayuda al Ayuntamiento y que entiende que su respuesta ha sido “generosa”, y que esperan ahora poder cumplir en Nochevieja con “algún detalle especial”, como todos los años.
Explica Marco Luengo, director de la Fundación Municipal de Servicios Sociales, que el impacto de la pandemia se ha notado especialmente “en los más vulnerables” y en entidades como la Cocina Económica, el Albergue Covadonga y el centro de día de Milsoles. “Por eso ya en 2020 se tuvo la financiación inicial a estos servicios se tuvo que reforzar con 200.000 euros. En 2021 estamos viendo que algunas en situación de necesidad se han ido reconduciendo, pero seguimos lejísimos de los niveles de prepandemia, y ahora estamos con la incertidumbre de la sexta ola”, reconoce. En concreto, la Red de Inclusión Activa del municipio de Gijón (REDIA) tuvo el año pasado una financiación municipal inicial de 1.735.290 euros que se reforzó después con 209.000 euros. En esta red participan, además de los ya citados, entidades como Mar de Niebla, Cáritas y la Fundación Siloé. Sobre la ayuda concreta para la Cocina Económica, que venía recibiendo unos 521.000 euros anuales, entiende Luengo que con estos 100.000 podrá saldar ya sus cuentas sin pérdidas. Esta financiación extraordinaria se hizo efectiva ayer mismo.
Servicios Sociales añade que este mismo mes, al margen de esta red de cobertura de necesidades urgentes, se ha aprobado por parte del Ayuntamiento y las entidades sociales que forman la Red de Atención a Personas sin Hogar de Gijón, “una reestructuración” de este organismo. “El objetivo es pasar de un enfoque asistencialista y de emergencia, hacia un nuevo modelo de abordaje del sin hogarismo centrado en el hogar permanente, el acompañamiento y el aprovechamiento de los propios activos comunitarios y derechos sociales ya existentes”, concretan desde la Fundación.
Torres, por su parte, explica que los gastos a alza de la Cocina Económica responden a varios factores. La más obvia es la propia demanda, con cada vez más usuarios que necesitan ayuda para comer a diario. “Nos sigue sorprendiendo la cantidad de gente nueva que acude a nosotros”, reconoce. Pero, además, el propio servicio tuvo que remodelarse para adaptarse a una pandemia que no podía permitir la reunión de desconocidos en un comedor por turnos. La solución fueron los “tuppers”, que también cuestan su dinero y que obligan a reestructurar la organización del trabajo. “Algunos vienen a comer y se llevan el ‘tupper’ para cenar y otros directamente se llevan los dos a casa. Seguimos con los aforos limitados que nos marcan la pandemia pero la demanda es mayor que antes, y algo había que hacer. No queríamos dejar a nadie sin comer y hay mucha necesidad”, aclara el responsable, que entiende que, aunque confía en que parte de estos nuevos necesitados logren reconducir su situación a lo largo del próximo año, en general estas familias empobrecidas por la pandemia tardarán aún un tiempo en volver a la normalidad: “Al menos agradecemos la nueva ayuda, porque el susto que nos dimos fue grande”.