Amador Menéndez Velázquez (San Pedro de Nora, Las Regueras, 1969) es de esos investigadores que convierten lo complejo en sencillo. Quizás por eso, hace unos meses, recibió el Premio a la Difusión y Educación Científica en Materiales 2021 –que otorga anualmente la Sociedad Española de Materiales–. Actualmente, es investigador en el Centro Tecnológico Idonial. En él, sigue varias líneas de trabajo centradas en nanofotónica –ciencia que se ocupa del estudio de las interacciones entre la materia y la luz a escala nanométrica– y diseño de materiales y dispositivos para la captura, guía y manipulación de luz. Sus investigaciones tienen aplicaciones en ámbitos como el de la salud humana y la energía y eficiencia energética. Esta tarde, a partir de las 19.00 horas, ofrecerá una ponencia en la salón de actos de la Escuela de Comercio. Está organizada por el Ateneo Jovellanos y se presenta con el título “Desafíos tecnológicos de nuestra era”.
–Aprovechando el epígrafe bajo el que se presenta su ponencia de esta tarde en Gijón, ¿Cuáles son los desafíos tecnológicos a los que nos enfrentamos en nuestra era?
–A nivel individual nos preocupa la salud humana. En otras ocasiones decidimos pensar colectivamente y nuestras preocupaciones se dirigen hacia el planeta. Salud humana y cambio climático son dos grandes desafíos de nuestra era. Hay que tener en cuenta que un problema no menos importante que la actual pandemia del coronavirus es el cambio climático. Necesitamos una transición hacia fuentes de energía sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.
–En el año 2010, en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, consiguió junto a otros cinco investigadores el récord mundial de eficiencia en captura de energía solar. ¿Qué supone este récord para esa necesaria transición energética?
–Las celdas fotovoltaicas convencionales, basadas en silicio, solo capturan una pequeña fracción de la radiación solar incidente. En concreto, solo capturan la luz roja y el infrarrojo cercano. Mediante una combinación de diferentes nanomateriales, actualmente, es posible atrapar los diferentes colores del sol. Esto permite aumentar la eficiencia de los correspondientes dispositivos fotovoltaicos. Esta es una tendencia en boga. En diferentes laboratorios del mundo “jugamos a atrapar el arco iris” haciendo uso de la nanotecnología.
–¿“Atrapar el arco iris” supone una mayor eficiencia energética?
–Cuanto mayor es la captura, más energía se genera. Esto, como explicaba anteriormente, es posible al desarrollar diferentes materiales para que capturen los diferentes colores de la radiación solar y no solo el rojo. En este mismo camino, en lo que respecta a las luminarias led, estamos investigando en el desarrollo de luces que sean eficientes energéticamente pero que también preserven una alta calidad lumínica. En definitiva, queremos crear bombillas que imiten al sol.
–Sus investigaciones también tienen aplicación en el ámbito de la salud humana, concretamente en el ámbito oftalmológico.
–En colaboración con el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, actualmente, investigamos en el desarrollo de lentes oftálmicas que bloqueen el componente azul de la luz que es potencialmente nocivo. Es la luz que desprenden algunos dispositivos, como las pantallas de ordenadores. Estas lentes convierten ese componente a rojo, que es potencialmente beneficioso. La patente de esta idea fue concedida hace solo unas semanas.
–¿Cuál será su principal aplicación?
–La aplicación más inmediata serían gafas.
–En la ponencia de esta tarde está previsto que repase la actualidad sanitaria, especialmente las vacunas frente al covid-19, ¿Piensa que están dando el resultado que se esperaba?
–Pienso que sí están dando el resultado esperado. Los datos clínicos dicen que la mayor parte de los pacientes covid en las UCI de los hospitales se corresponden con personas no vacunadas o personas con otras patologías previas.
–Ha recibido usted numerosos galardones por su labor científica, ¿Piensa que es un campo suficientemente valorado por la sociedad?
–Creo que la ciencia y la tecnología cada vez son mejor valoradas. Con la pandemia han ganado visibilidad mediática. Esperemos que este entusiasmo actual no sea algo pasajero. Debemos concienciarnos de que la ciencia y la tecnología no son un gasto, sino una inversión y una necesidad de nuestras sociedades.
