Muchos conocen a David Alonso por haber sido concejal durante el mandato 2015-2019. Pero este licenciado en Geografía y Ordenación del Territorio no ha perdido conexión con el día a día de la ciudad. En el año 2020, la Fundación Alvargonzález y la Universidad de Oviedo le concedieron la beca de investigación “Ramón de la Sagra”. Trabajo que ahora recoge en la publicación “La evolución de Gijón en los últimos 30 años, desde la perspectiva urbanística, socioeconómica y medio ambiental 1991-2021.”, que esta tarde presentará en la Escuela de Comercio como un acto organizado por el Ateneo Jovellanos (19.00 horas). Estará acompañado por Ramón Alvargonzález, catedrático de Geografía de la Universidad de Oviedo.
–¿En qué ha consistido este trabajo de investigación?
–Hago un análisis de los últimos treinta años a nivel urbanístico, medio ambiental y socioecónomico, sustentado sobre cuatro patas. El concurso “Ramón de la Sagra” me la concedieron a finales de 2020, se hizo efectiva en el mes de diciembre, y terminé el trabajo en torno a diciembre de 2021. Ha sido prácticamente un año entero de trabajo. En la parte medio ambiental, la gestión de aguas residuales; en elementos urbanos con afectación socioeconómica, analizo el plan de vías; de zonas periurbanas La Zalia. También hago un análisis urbanístico desde 1986 y voy hablando de los cuatro Planes Generales que hubo (1986, 2007, 2011 y 2019), más el quinto. Es contar la realidad, regándola con anécdotas y hemeroteca.
–¿La información pública era la misma que se manejaba en las oficinas técnicas?
–No siempre. Algunos de los documentos técnicos que había, se conocían. Otros no, pero se conocieron después. Creo que hago varias revelaciones reseñables, por ser suave.
–¿Por ejemplo? ¿Qué será lo más llamativo de su publicación para los gijoneses?
–El dinero. Habrá gente a la que le sorprenda que se decía algo públicamente y luego la realidad documental no era así, ni mucho menos. Pero entiendo que lo que más sorprenderá es la cantidad de dinero que se ha ido gastando en este tiempo. Hablamos de cientos de millones de las antiguas pesetas. Tuvimos la Estación del Norte, luego hicimos otras obras que no valieron prácticamente para nada. Como es el caso de la estación de El Humedal. También hay anécdotas muy llamativas.
–¿Como cuáles?
–Principalmente, me llaman la atención muchos proyectos urbanísticos o de movilidad que hubo sobre la mesa y que ahora nos parecerían impensables. Un buen ejemplo es el “tren lanzadera magnético en altura”, que iba a ir por lo que ahora es el “solarón”. Ahora sería impensable. Lo mismo que la plataforma Pro-2depuradoras. Esta plataforma se creó para impulsar una depuradora gigante que llevara, incluso, el agua de la zona central de Asturias. Iba a estar en la zona Oeste, en el entorno de El Arbeyal. Son proyectos que quedaron en nada, pero prácticamente de casualidad. En el año 1993, se aprobó la estación de autobuses nueva. De esto, hasta hoy, aún no sabemos nada.
–Desde su punto de vista, ¿cuál es la actuación más urgente?
–Lo más urgente es no seguir perdiendo identidad como ciudad. Antes de los ochenta, nos cargamos cientos de edificios. Se hicieron barbaridades que nadie pagó por ellas, y la ciudad perdió identidad. Ahora mismo parece que están jugando y no saben a qué. Tenemos apuestas muy concretas y buenas, como La Milla del Conocimiento, pero poco más.