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Chus Menéndez, en el centro de la imagen, acompañado, por la izquierda, por César Lebrato, Javier Díaz Dapena, Herminio Rodríguez y Marcelino Galán, en la salida del exsacerdote de la prisión de Asturias.

El padre Chus sale de prisión: “Dentro estaban encantados conmigo, me querían”

El exsacerdote, en libertad hasta el juicio por corrupción de menores y drogas al terminar las declaraciones de testigos: “Confío en la Justicia”

“Estoy bien, estupendamente. Han sido respetuosísimos conmigo, me querían”. Estas fueron las primeras palabras del exsacerdote Jesús María Menéndez Suárez, de 69 años y conocido popularmente como el padre Chus, a su salida ayer del Centro Penitenciario de Asturias, donde llevaba recluido desde el pasado mes de noviembre tras ser detenido por los delitos de tráfico de drogas y corrupción de menores. Le esperaban tres amigos cercanos y su abogado, Javier Díaz Dapena, después de que la instructora decretase su puesta en libertad provisional, con obligación, eso sí, de firmar quincenalmente en el juzgado. “Confío en la Justicia”, compartió el exsacerdote en conversación con LA NUEVA ESPAÑA a su salida de la cárcel.

El padre Chus, con partidarios y detractores, fue detenido el pasado 11 de noviembre en su piso de la calle Donato Argüelles, tal y como desveló este periódico, tras una investigación policial (la “operación Retorno”) de varios meses que incluyó escuchas telefónicas desde febrero. Tras pasar a disposición judicial, donde “contestó con solvencia a todos tras dos días en los calabozos”, según compartió entonces su abogado, se decretó su ingreso en prisión por “riesgo de fuga, de reiteración delictiva y de destrucción de pruebas”. Su defensa había solicitado en reiteradas ocasiones su puesta en libertad, pero sin éxito. Todo cambió el martes, después de que la Fiscalía –y al no existir acusaciones particulares– se inclinase a su salida de prisión de forma provisional al entender que ha desaparecido el riesgo de que el padre Chus influya en el relato de los testigos. ¿Qué testigos? En lo que va de instrucción han declarado ya una veintena de personas, entre ellos quince menores y responsables de centros de menores. Una vez concluidas las pruebas testificales, se consideró que no existía riesgo para el proceso con la excarcelación del padre Chus. Y así, la titular del Juzgado de Instrucción nº 4, Ana López Pandiella, firmó el auto de libertad provisional ayer por la mañana.

Su abogado y tres de sus amigos más próximos –César Lebrato, Herminio Rodríguez y Marcelino Galán– se desplazaron hasta Villabona para recibirle. “Siempre hemos sido sus amigos”, coincidieron. Pasadas las cinco de la tarde, el padre Chus salía del recinto, acompañado por un trabajador que le dijo: “siento mucho que te vayas”.

No fue el único. En palabras del propio exsacerdote, la noticia de su salida “fue un jarro de agua fría” para muchos de los reclusos. “Estaban encantados conmigo, no querían que marchara. Mi celda parecía un despacho, había cola todos para hablar conmigo. Ahí hay cosas duras, gente con problemas y solo querían hablar. Muchos vinieron a despedirse y darme abrazos. Yo era el padre”, compartía el exsacerdote a su salida. Pocos antes, explicó, repartió entre los compañeros la radio, comida, rosarios, una imagen de San Francisco y otra de la Virgen de Covadonga.

El padre Chus se mostró tranquilo, bromeando con sus amigos y con confianza en la Justicia. Bebió un poco de agua, compartió anécdotas de estos cuatro meses en prisión con sus amigos, como que la asignación de cien euros semanales lo repartía entre los demás reclusos. “La misma labor que hacía fuera, pues dentro de prisión”, dijeron sus amigos.

Al final, será un tribunal el que se pronuncie sobre los hechos por los que se le detuvo el pasado noviembre. Porque su puesta en libertad provisional, tras cuatro meses recluido, no implica nada más que esperará al juicio fuera de prisión. Los cargos a los que se enfrenta, los de corrupción de menores y contra la salud pública, siguen encima de la mesa. Por el momento solo está la Fiscalía como acusación en la causa. Este proceso judicial no es el primero al que se enfrenta el padre Chus, que fue investigado por abusos sexuales en 2015. Salió absuelto, pero le supuso la expulsión del estado clerical por el Papa Francisco y de manera “irrevocable e inapelable”.

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