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Rescates de élite en Veranes

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Rescates de élite en Veranes

Cerca de 40 jóvenes participan en las pruebas físicas para trabajar en una empresa de salvamento: “Es vocación”

Cristo Valido es canario y tiene 33 años. Voló hace dos días desde Las Palmas a Gijón para cumplir su sueño: ser rescatador de élite y trabajar en la multinacional Babcock. Tras un viaje de más de 2.000 kilómetros estuvo ayer en el Centro de seguridad marítima integral “Jovellanos” para tratar de superar las exigentes pruebas físicas y teóricas que requiere la firma. Pruebas que van desde hacer 15 dominadas, contener la respiración bajo el agua casi dos minutos o rescates en piscinas de olas. Él fue uno de los 38 aspirantes que participaron. Todos ellos con una vocación clara. Arriesgar su pellejo para ayudar al prójimo en las situaciones más arriesgadas. “Esto es el top del salvamento”, aseguró Valido tras salir de la piscina y aún recuperando el aliento.

Así son las exigentes pruebas para ser rescatador marítimoMarcos León

La multinacional Babcock cuenta con 34.000 empleados y en España lleva operando más de tres décadas en medios aéreos de salvamento y rescate. Trabajan con organismos como Salvamento Marítimo o el Servicio de Guardacostas de la Xunta de Galicia, entre otros. El año pasado su personal participó en 1.545 misiones y atendió a 560 personas. “Nos enfrentamos a rescates que van desde hundimientos a actuaciones en zonas rocosas, como acantilados. También hacemos evacuaciones médicas”, apuntó Jesús Lucas, rescatador y responsable de la zona norte de España de esta empresa. Estuvo ayer en Veranes, en la parroquia de Cenero, supervisando los ejercicios.

Las pruebas realizadas ayer por los aspirantes, procedentes de todas partes de España, fueron duras. Además de las mencionadas, los aspirantes tenían que aguantar 12 minutos corriendo en el test de resistencia Course Navette, completar 120 metros a nado para realizar un rescate previo salto a una piscina de olas desde una altura de cinco metros. Para superarlas, casi había que ser un hombre de hierro... o una mujer. Porque ahí estuvo Alicia Ríos, la única fémina que participó. Ella, avilesina, fue la única asturiana junto con el también avilesino Daniel Cuervo-Arango. “Hay que entrenar mucho, ser muy constante y tener mucha motivación mental”, explicó la joven de 26 años. “Siento pasión por el mar y me encanta ayudar así que creo que encajo bien en este ámbito profesional”, añadió.

El test de Course Navette consiste en recorrer una distancia de 20 metros dentro de unos intervalos temporales que se marcan con un característico sonido de “pi”. La exigencia va creciendo porque el tiempo que se da para llegar de un punto a otro es cada vez más reducido. Si en este ejercicio el tiempo parece que no avanza para el que la realiza, más angustiosa se hace aún la prueba de apnea. Esta se realizó en un tanque de más de tres metros de profundidad y había que aguantar un minuto y 45 segundos. Aún así la mayoría de los aspirantes coincidieron en que las pruebas más exigentes eran de tierra. “Las de agua son para disfrutar, son más duras las dominadas”, contó Gonzalo Álvarez.

Para presentarse a estas pruebas hacía falta tener titulación de salvamento y socorrismo así como conocimientos de primeros auxilios. También hay pruebas teóricas, que se celebran hoy y entrevistas personales. Babcock fichará de estos 38 aspirantes a siete o a nueve. El resto pasará a una bolsa de trabajo para colaborar cuando sea necesario y convertirse también en rescatadores de élite.

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