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Rafael González-Quirós | Director del Centro Oceanográfico de Gijón

“San Lorenzo no existirá con marea alta a poco que el nivel del mar suba medio metro”

“En las lonjas del Cantábrico están empezando a aparecer especies que son típicas de latitudes más al sur debido al cambio climático”

Rafael González-Quirós, a la entrada del Centro Oceanográfico de Gijón. Ángel González

Rafael González-Quirós es el director del Centro Oceanográfico de Gijón, perteneciente al Instituto Español de Oceanografía, a su vez integrado en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Ante la celebración hoy del Día Mundial del Medio Ambiente, pide tener “muy presente” el cambio climático para la toma de decisiones económicas y sociales.

–¿Se ha avanzado algo en la lucha contra el cambio climático?

–El cambio climático es uno de los retos más importantes a los que se va a enfrentar la humanidad en las próximas décadas. Para afrontarlo de la mejor manera posible, el conocimiento científico va a ser muy importante. Ya está siendo muy importante en caracterizarlo y definir las proyecciones.

–¿Qué papel juega el mar en este fenómeno?

–El mar juega un papel muy importante en el cambio climático, porque es capaz de absorber muchísimo calor. Ya ha absorbido más del 90% del calor que ha generado el hombre con la emisión de gases de efecto invernadero.

–¿Cuánto va a subir el nivel del mar por el cambio climático?

–Desde 1970 ya ha subido unos 15 centímetros. Las proyecciones que se hacen son una subida adicional del nivel del mar de entre 10 centímetros y medio metro de aquí a 2050. Pero hay incertidumbre porque el deshielo de Groenlandia puede acelerar ese proceso.

–¿Cómo puede afectar eso a Gijón?

–Si sube medio metro, va a subir medio metro en todas partes y eso supone inundación de determinadas zonas y modificación de la línea de costa.

–¿Y las protecciones, como el Muro en la playa de San Lorenzo?

–Obviamente en algunos sitios habrá que poner protecciones, pero en otros habrá que dejar que el mar nos invada, porque si no estaremos perdiendo ecosistemas; y un ejemplo son las playas. Si yo pongo un muro al final de cada playa para proteger la línea de costa y sube el nivel del mar, al final no tendré playas en ningún sitio. En algunos sitios tendremos que dejar que el mar erosione la costa para seguir teniendo playas. Lo que tenemos es que determinar qué partes queremos dejar al mar invadir y qué partes queremos conservar. ¿Hay que proteger con una escollera un chalé o un prado donde pastan 20 vacas o dejamos que siga existiendo la playa?

–La Demarcación de Costas propuso hace unos meses retranquear el paseo del Muro ante la subida del nivel del mar, algo que finalmente no se prevé en su reforma. ¿Nos quedaremos sin playa a largo plazo?

–A poco que el nivel del mar suba medio metro, en pleamar es obvio que en marea alta no va a haber playa de San Lorenzo. Pero el efecto puede ser aún peor, porque donde se encuentra un obstáculo, el mar tiende a socavarlo, con lo que puede llevarse arena de la playa.

–¿El problema de contaminación atmosférica que tenemos en Asturias se da también en el mar?

–Yo no diría que tenemos un problema grave de contaminación. La falta de una depuradora en Gijón incidió en eso, con consecuencias a nivel muy local patentes, pero a nivel de toda la plataforma continental no lo fueron tanto.

–¿Qué le parece que esté ya funcionando esa depuradora del este?

–Es una muy buena noticia. El tratamiento de las aguas residuales es importante porque su ausencia puede provocar desequilibrios en el ecosistema.

–¿Y las espumas que aparecen en la playa y en otras zonas del litoral gijonés?

–Se deben a la rotura de algas o del propio fitopláncton, cuando hay una marejada importante en primavera, produciendo que se liberen sustancias orgánicas que generan la espuma.

–¿A nivel biológico como afectará en los mares el cambio climático?

–Nosotros hacemos desde hace muchos años muestreos mensuales en varios puntos de la costa para estudiar el plancton y las variables físicas y químicas. En la parte biológica del plancton –que es la base de los sistemas pelágicos y la producción– estamos viendo variaciones, pero no son todavía lo suficientemente consistentes para llegar a asegurar que hay una relación directa con el cambio climático. Lo que sí hemos constatado es que ha aumentado la temperatura superficial del mar, pero no vemos que eso se haya trasladado de forma clara y nítida al plancton. Sí es verdad que más al norte, donde el cambio de temperatura es más acusado, sí se ven cambios.

–¿Cómo afectará a la pesca?

–Una de las cosas que va a ocurrir es el desplazamiento de los peces a zonas más al norte. Especies como el bacalao están colonizando zonas del ártico y algunos socks, como el del norte de Noruega está aumentando. ¿Qué va a ocurrir aquí? En las lonjas del Cantábrico ya están empezando a aparecer con más frecuencia especies que son típicas de latitudes más al sur. Eso va a tener consecuencias sobre la pesca. A mayores, las especies de peces tienen unos ciclos reproductivos que están adaptados a unas condiciones oceanográficas determinadas, que en algunos casos entendemos como funcionan, pero en la mayoría, siendo sinceros, no. Determinar cómo le afectan las condiciones ambientales es muy complejo.

–No obstante, cuando se negocian las cuotas pesqueras todo el mundo mira para los científicos, cuyos informes son las bases para negociarlas.

–Una cosa es que no entendamos muy bien cómo se regula el reclutamiento (los ejemplares juveniles de una especie que entran a formar parte de la pesquería), pero obviamente depende también del tamaño del stock, porque se sabe que cuantos más reproductores tengas mejor te va a ir y la probabilidad de que el stock en niveles sostenibles se mantenga es más alta.

–¿Y se garantiza la conservación del recurso pesquero?

–En EE UU, Canadá y la UE, donde hay leyes que exigen aplicar el conocimiento científico –sobre todo, en EE UU y Canadá, donde es más restrictivo frente a la cierta negociación política de las cuotas que hay aquí– el número de stocks que están sobreexplotados está por debajo del 15%. En países subdesarrollados que no tienen la capacidad científica de hacer estas evaluaciones ni capacidad de regulación es donde está la mayor parte de stocks sobreexplotados.

–¿Las decisiones deberían adoptarlas los científicos?

–Las decisiones tienen que ser siempre políticas. Yo no creo en un gobierno de tecnócratas, aunque sí que es bueno que quien tome decisiones tenga conocimientos en la materia. Ahora, cuanta mejor información tenga el político para tomar esas decisiones, pues mejor.

–¿Están haciendo algún estudio en cuestiones de economía azul?

–En el centro tenemos dos investigadoras que se dedican al desarrollo de productos para la alimentación en acuicultura. Por un lado, intentar desarrollar productos que no dependan de proteínas animales de origen pesquero; un problema que hay es que buena parte de los piensos que se utilizan para alimentar el pescado de acuicultura proceden de peces capturados en el mar, sobre todo sardinas y anchoas pescadas en zonas como Chile, Angola y Namibia. Lo que están tratando de desarrollar es alimento de origen vegetal que sirva para alimentar peces. Otra línea de trabajo en la que estamos es intentar desarrollar alimento probiótico, también para alimentar a los peces de acuicultura.

–Se plantean instalar aerogeneradores marinos en el oeste de Asturias y los pescadores protestan.

–Allá donde pongas algo en la mar, algún pescador sale afectado, pero no conozco el caso concreto. Hasta ahora las plataformas eólicas tenían que estar sujetas al suelo y por lo tanto muy cerca de la costa en España, que tiene una plataforma continental muy estrecha. Ahora ya hay plataformas eólicas flotantes que se pueden anclar a mil metros de profundidad. Si siguen saliendo hacia afuera, la interacción será menor, porque la mayor parte de las pesquerías están asociadas a la plataforma continental.

–¿La economía azul, oportunidad para Gijón?

–Tenemos mar y costa, la economía azul está aumentando y deberíamos aprovecharlo. Claro que cuanto más uso hagas del mar, mayor impacto hay sobre él y eso también hay que estudiarlo y regularlo para hacer que sea sostenible. En ese contexto entran las áreas marinas protegidas.

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