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La figura de la semana

La voz de la Laboral

El empresario, nacido en Nevares, se formó como interno en el centro que defiende y en el que se inició en la actividad coral

Manuel Nevares Vega Pablo García

Manuel Nevares Vega | Nuevo presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Universidad Laboral

El empresario Manuel Nevares Vega fue elegido el sábado de la semana pasada como nuevo presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Universidad Laboral, en la que en los años 70 del siglo pasado vivió y cursó estudios como alumno interno y al que desde entonces se ha sentido ligado. Hombre hecho a sí mismo, conservador, pero con perfil social, humilde y a la vez carismático, quienes le conocen lo ven como un organizador nato. Se siente profundamente gijonés, aunque nunca olvida su raíces familiares en el Oriente de Asturias.

En ese extremo de la región fue donde nació. Concretamente en Nevares, un 23 de octubre de 1956. En Llenín, aldea de montaña en Cangas de Onís, próxima al concejo de Onís, Nevares contemplaba en su infancia desde su pueblo Peña Santa de Enol y la montaña de Covadonga. Sus vistas cotidianas ahora son otras, pero tampoco lo dejan indiferente y es que desde su casa de Somió contempla la Universidad Laboral de la que cuando habla no sólo lo hace en términos arquitectónicos, si no de las vivencias que allí tuvo. Es el mayor de cuatro hermanos de una familia dedicada a las labores del campo y la ganadería, con cabaña en las majadas de los Lagos de Covadonga, en Vegavieya. De la ayuda en las labores del campo a sus padres, en sus años mozos, proceden las cicatrices que le quedaron en algunos dedos, producto de algún desliz al afilar las guadañas.

Con doce años, comenzó su formación como bachiller en Cangas de Onís. Y en 1971, con 14, ingresó como alumno interno en la Universidad Laboral, cuando aún la regían los jesuitas, para cursar oficialía industrial primero y luego los cursos preuniversitarios y los dos primeros años de Ingeniería Técnica Industrial. Pudo ingresar en el centro educativo gijonés gracias a que obtuvo una beca, aprobando el examen que tuvo que realizar en la propia Laboral.

Además de alumno, Manuel Nevares también fue educador en la Universidad Laboral, apoyando a los estudiantes de cursos inferiores. Aunque la mayor parte de su formación está ligada a este centro, se tuvo que trasladar a la antigua escuela de Peritos, en la actual avenida de Manuel Llaneza, para culminar allí sus estudios de ingeniería técnica, el tercer año, debido a que había comenzado a trabajar y estudiar en el casco urbano le facilitaba compaginar ambas tareas. Corría 1979 y, para entonces, Nevares ya había encontrado a quien es el amor de su vida, la gijonesa Margarita Moro, madre de sus hijos Luis y Marta, con la que se casó aquel año. Pero no fue en Gijón donde se encontraron, sino en Llenín, donde ella era maestra en la escuela del pueblo, a la que Nevares había ido de pequeño.

Ya casado y con su primer hijo, el servicio militar lo acabó en el cuartel de El Coto, en Infantería, donde acudía por las mañanas a pasar a pluma estilográfica las hojas de servicios de los oficiales y suboficiales del acuartelamiento. Fue su suegro quien lo empleó a finales de la década de los setenta en una empresa del sector de la climatización. Una experiencia que le facilitó crear en 1987 su propia compañía, Instalaciones Nevares S.L., ubicada en el Polígono Industrial de Promosa. Dirigió la empresa hasta el año pasado, cuando dio el relevo a su hijo Luis.

Junto a la familia, su empresa y la Laboral, otro de los aspectos relevantes de su vida es la participación en masas corales. Desde 1987, está en la de la parroquia de San Julián de Somió, tras coincidir allí un día que había acudido a misa con su mujer con Mateo Bullón, el organista que cuando entró como alumno en la Laboral lo fichó para el coro del centro, tras escucharlo en las pruebas de voz que cada año se hacían a los alumnos nuevos en el Teatro de la Laboral. Además de ser una de las voces del coro de la iglesia de Somió, Nevares también es el Rey Baltasar durante los actos de celebración de las festividades navideñas en la parroquia. Una labor que no ha sido posible en los dos últimos años por la pandemia y que está pendiente de retomar. Además de ser uno de los Reyes Magos que recibían cada año a los críos en la parroquia, también extendían esa labor visitando a los geriátricos que hay en la parroquia a las hermanas Agustinas Recoletas en el convento de Villamanín.

Defensor a capa y espada de la Universidad Laboral, Manuel Nevares ha vuelto ahora a su junta directiva, de la que ya formó parte hace años como vocal, en la época en la que Miguel Ángel Caldevilla era secretario de la misma. Ahora ha dado el relevo en la presidencia a Jesús Merino, manteniendo a la mayor parte de la anterior directiva e incorporando sabia nueva. Por delante tiene dos años de mandato, con el reto de ampliar la base de la asociación y de insistir en que la administración destine fondos para conservar el complejo arquitectónico, labor esta última sobre la que siempre dice que va a ser “un martillo pilón”. Todo a la sombre de la torre donde creció.

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