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Àngel Llàcer Director del musical «La Jaula de las Locas»

"En esta obra solo hay espacio para transmitir el bien"

"Persigo un canto al amor propio, quererse a uno mismo es mucho más importante de lo que a menudo se cree"

Àngel Llàcer, en una imagen promocional.

Àngel Llàcer, popular rostro de la televisión, llega a Gijón como director de "La Jaula de las Locas", musical que se estrena hoy a las 20.30 horas en el teatro Jovellanos y que tendrá funciones hasta el 14 de agosto.

La obra, protagonizada por un matrimonio homosexual cuyo hijo se quiere casar con la hija de un diputado ultraconservador, lanza un mensaje de amor a través de una temática universal: la valentía de nadar a contracorriente en un mundo que impone un comportamiento estándar. Se estrenó como película en 1978 y rápidamente se adaptó a una versión musical que la convirtió en una de las más aclamadas de Broadway. Tras pasar por las manos de diversos directores alrededor del mundo, llegó a Llàcer en 2017. El catalán, de gira por España, hace una parada en Asturias con la naturalidad que le ha acompañado durante su larga trayectoria en el mundo del entretenimiento.

–¿Por qué se "enamoró" de "La Jaula de las Locas"?

–La obra es un musical, lo que significa un canto constante. Aunque en ella haya valores omnipresentes, como la libertad y el amor, no es a ello a lo que se canta, ni siquiera al amor a los seres queridos. Busco que se proclame otro amor, el propio, que es fundamental. A veces se pasa por alto, pero quererse a uno mismo es mucho más importante de lo que se cree popularmente. Simplemente se trata de plantarse un día delante del espejo y decir: "Este soy yo, con mis defectos y mis virtudes". A ese amor le canta "La Jaula de las Locas".

–¿Cree que aún no hay libertad para amar?

–No creo que, generalmente, haya algún aspecto de la libertad que se oprima por parte de uno mismo. La libertad no tiene límites y cada uno puede ser lo que quiera y en cualquier circunstancia, ese no es el problema, porque todos somos libres. El verdadero problema se produce cuando otra persona es la que decide cortar los límites de la libertad ajena. A veces, uno tiene miedo de algo y busca cualquier excusa para no enfrentarse. Siempre se trata de la misma actitud: frenar la libertad de los demás para reflejar el temor de ser lo que se quiere ser. De este modo, hay personas que evitan salir de su zona de "confort" y no sacan partido a la multitud de libertades de las que, en realidad, sí es posible disfrutar.

–¿Se siente identificado con los valores de libertad que promulga "La Jaula de las Locas"?

–Sí. Los valores más presentes en todo momento son los positivos, como la espontaneidad, la bondad y el amor. Eso es lo que busco transmitir en esta y todas las obras de las que formo parte porque, en gran medida, esas cualidades también conforman mi personalidad. Estoy totalmente en contra de valores negativos y no siento ningún interés en proclamarlos ante mi público. Por ejemplo, no soporto la envidia y me siento un completo afortunado por no tener celos de nadie. No tengo esa aptitud, pero en cambio, hay gente que es envidiosa por naturaleza y que no puede hacer nada para dejar de serlo. Si hay algo que saca lo peor de mí es la rabia, sobre todo, ante las injusticias que, en muchas ocasiones, me hacen llorar. La misión que persigo con "La Jaula de las Locas" es la de entretener a los demás. Esa es mi función como persona. Soy "entretenedor" y siento la responsabilidad de amenizar la vida en la medida de lo que posible. Por eso, entretengo. Y, por eso, el proyecto que ahora llevo a cabo es una gira por España. Quiero animar al pueblo y no hago en vano mi trabajo, sino para comunicar y transmitir cosas buenas a la gente. En este musical se busca el bien y nunca el mal, ese es mi único objetivo y no hay espacio para los intereses negativos.

–¿Por qué decidió dirigir una obra así?

–La obra nació en Francia como película en 1978. En 1983, se representó por primera vez en un escenario de teatro. Forma parte de un recuerdo que tenía de mi infancia porque, cuando era aún un niño, la solía ver y ya de aquella me parecía muy graciosa. En 2017 llegó a mí de nuevo y, tras escuchar las canciones de la versión musical, me gustó mucho. Vi que era un musical clásico con una orquestación similar y a mí me gustan las cosas de ese estilo. Ahí fue cuando sentí que era mi turno de dirigir "La Jaula de las Locas". Ahora recorro España gracias a ella.

–¿Cómo reaccionó la sociedad de hace décadas a la homosexualidad de los protagonistas de "La Jaula de las Locas"?

–Los protagonistas son homosexuales, pero eso no es lo importante de la obra. Lo que verdaderamente destaca es el amor y la felicidad, unos valores que eclipsan y que no pueden causar polémica en ninguna época. Al ser los sentimientos positivos los que sobresalen en todo momento, no hay espacio para nada más.

–¿Con qué sabor de boca van a salir los espectadores del patio de butacas? O, al menos, ¿con cuál le gustaría a usted que salieran?

–La sensación que más percibo por parte del público es siempre la misma: "Quiero volver con mis seres queridos para compartir este momento de felicidad". Más de 300.000 personas han visto ya la obra en directo y siempre he pensado que el gran éxito que se alcanzó fue gracias a que muchos se van de la sala con ansias de revivir el momento con amigos, parejas o familiares. Lo que busco, vuelvo a insistir, es entretener a todo el mundo. Que pasen un buen rato.

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