"En La Camocha nos hemos puesto de moda". La frase la pronuncia distendido y alegre Adrián Arias, el presidente de la asociación de vecinos del barrio. La dice justo al pie del monumento a los trabajadores de Mina La Camocha, en el parque principal de la barriada, el pulmón verde de un poblado de antiguo esplendor minero y rodeado de zona rural. Y no le falta razón porque en La Camocha confluyen varios proyectos del Gijón del futuro. El más ambicioso, el plan para renaturalizar los patios interiores y reordenar el tráfico del barrio, tasado en 3,4 millones de euros. Pero no solo. El barrio aguarda por la construcción de un flamante nuevo ambulatorio médico, un moderno vivero de empresas y ha iniciado los primeros contactos para constituirse en una comunidad energética.
Que la ciudad del futuro prenda en La Camocha no es solo una metáfora. Es una realidad. Así se demostró esta semana cuando el poblado fue el inusitado escenario para la colocación de las primeras nuevas farolas inteligentes que iluminarán el concejo. Se van a colocar por todo Gijón 42.788 luminarias y 1.734 lámparas en un plazo de 12 meses y elegir el poblado minero puede leerse como una declaración de intenciones. Al final, la renovación de las farolas solo es el primer paso del proyecto "Gijón Smart Light". Este plan adjudicado a Acciona es de los mayores contratos municipales suscritos hasta la fecha con una inversión de 160 millones de euros a repartir en 15 años para convertir a Gijón en una ciudad inteligente energéticamente.
Para analizar todos estos proyectos, LA NUEVA ESPAÑA reunió a varios miembros de la asociación de vecinos de La Camocha, entre ellos, Herminio Torre, exjefe de pozo de Mina La Camocha e histórico líder vecinal del barrio durante más de una década, todavía vinculado a la asociación vecinal. "Estamos recogiendo ahora los frutos de la lucha vecinal de tantos años", comenta Adrián Arias. "La fórmula mágica es sembrar mucho. Estar en la propuesta y en la protesta", puntualiza Arias sobre el potente movimiento vecinal de la zona ejercido no solo por el grupo que encabeza sino por la entidad de jubilados "El Costeru", el ampa del colegio Jacinto Benavente, la biblioteca y el Atlético Camocha, el equipo de fútbol.
La asociación de vecinos quiere plantear en las próximas semanas sus puntos de vista sobre una posible reorganización del tráfico en el barrio. Una reorganización que pasa por ese plan para reformar los patios interiores del poblado con fondos europeos. Que la gran transformación de La Camocha pivote sobre estos espacios entre las antiguas viviendas tiene mucho significado. Los vecinos de la zona llevan reclamando su arreglo desde hace más de siete años. Allá por enero de 2020 comenzó una primera fase y en algunos de ellos ya se han realizado actuaciones para volverlos más amigables. Pero se quiere más. Mucho más.
Lo que el Ayuntamiento plantea es cambiar toda la fisionomía del barrio con criterios de naturalización y pacificación del tráfico. Se quiere cambiar el gris asfalto de los patios por el verde. Que sean espacios de convivencia y disfrute para los vecinos. Eso pasa por recolocar los aparcamientos en otros puntos, donde no se genere tanto tráfico. La guinda del pastel es una senda ciclopeatonal que una estos patios con la senda verde de La Camocha. La actuación no será barata. Está tasada en 3,4 millones de euros para lo cual se ha acudido a una convocatoria de fondos europeos del Plan de Recuperación, Resiliencia y Transformación.
El plazo de ejecución de la obra de es de 10 meses y debería estar terminada antes del 30 de junio de 2026. La gran esperanza es lograr el maná europeo, pero como explicó el concejal de Obras Públicas y Proyectos de Ciudad, Olmo Ron, de no lograr el apoyo de Europa el proyecto no caerá en saco roto. "Va a ser todo un lujo vivir en la zona", se atrevió a vaticinar Juan Carlos Martínez, el jefe de servicio de Parques y Jardines, durante la presentación de este proyecto, adelantado por LA NUEVA ESPAÑA, en la Feria de Muestras en un encuentro en el que participaron los vecinos y la alcaldesa, Ana González.
La identidad, ¿en juego?
La Camocha no es un barrio cualquiera de Gijón. Tiene sus particularidades. La herencia minera se percibe en todo. También en la arquitectura de sus edificios, la mayoría pequeñas comunidades de vecinos de ladrillos rojos y pocas plantas, con bloques muy juntos entre sí. Con 1.278 vecinos repartidos en 750 viviendas, el poblado cuenta con cerca de 30 establecimientos abiertos, de ellos, más de una decena son bares, como explican los propios vecinos. La Camocha tiene por tanto una identidad definida. Una identidad que cabe preguntarse si se verá afectada por tantos cambios que se avecinan.
Un debate muy similar se planteó ya hace años cuando en la avenida de La Camocha, la entrada principal al poblado, se construyeron nuevos y modernos chalets adosados. Pero como sucedió entonces, los vecinos creen que, pase lo que pase, el poblado seguirá manteniendo su esencia. Lo analiza Arias. "Tenemos identidad, claro, pero una de las señas es que somos una zona integradora", comenta. "Al final, la gente ha terminado por integrarse en el barrio. Hay gente de todo tipo viviendo en el barrio, ya sea en la avenida de La Camocha o en otras zonas. La llegada de nueva población nos ha permitido reclamar mejores servicios, como el centro de salud", añade el líder vecinal.
El nuevo ambulatorio de La Camocha es una de las piedras angulares de la nueva vida que se le quiere dar al poblado. Tras muchas protestas por el ajado estado del actual, el Principado se encuentra ahora redactando el proyecto base de un centro moderno, con servicios reforzados y que tendrá el triple de espacio que el edificio de ahora. Se ubicará en la misma parcela, contará con un refuerzo en las consultas pediátricas y de enfermería y una unidad de apoyo con salas tecnológicas y de extracciones para atender no solo a la población de La Camocha, sino también a la de otras parroquias como Vega. Mientras dure la obra, habrá un consultorio provisional equipado y prefabricado y cuya ubicación podría estar en una parcela frente al campo de fútbol.
Empresas y energía
La ampliación del Parque Científico y Tecnológico en La Pecuaria es la gran apuesta de Gijón para atraer empresas modernas y punteras. Pero no la única. Junto a los antiguos terrenos de Naval Gijón en El Natahoyo, que quieren ser dedicados a la economía azul, en La Camocha está proyectado desde hace años la apertura de un vivero de empresas para actividades de turísticas, deporte activo y centro de desarrollo tecnológico. La idea se lleva rumiando desde hace varios años y en 2020 se fijó el convenio para definir su financiación que se irá al millón y medio de euros y se sustentará con los fondos mineros. La junta de gobierno del Ayuntamiento adjudicó en junio de este año a la firma Proyecon Galicia la construcción de este centro por 1,3 millones de euros. El resto del dinero saldrá de las arcas del Principado.
Cómo obtener energía limpia y sostenible es ahora mismo una de las preocupaciones que tiene medio mundo. En el contexto de encarecimiento de los precios de las energías tradicionales han comenzado a alumbrarse lo que se conoce como comunidades energéticas, entidades capaces de producir energía renovable colocando placas fotovoltáicas en edificios públicos y sin ánimo de lucro.
En Gijón, además de en el poblado de Santa Bárbara, donde ya está el tema muy avanzado, también se proyecta una en La Camocha, donde ya se han producido los primeros contactos entre los vecinos y el Ayuntamiento, que entraría como un socio más en el esqueleto jurídico necesario para alumbrar una comunidad energética. "En septiembre queremos empezar con las reuniones, a ver si es algo que demande la gente. Buscaremos sinergías con Santa Bárbara", resume Adrián Arias, el líder vecinal de La Camocha, el antiguo poblado de pasado minero que se asoma a un futuro ilusionante, sin perder su esencia.
