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El rastro teme por su aparcamiento tras conocer la reforma que proyecta Orlegi para El Molinón

Vendedores y clientes apoyan una reforma que sería "un avance", pero piden un parking gratuito los domingos: "Si no, nos hunden"

Alejandro Sánchez, vendedor, bajo su carpa. | Marcos León

La jornada dominical en el entorno de El Molinón, al reclamo de una nueva cita del rastro, tuvo en la reforma que proyecta Orlegi su principal tema de conversación. A vendedores y visitantes, en general, la idea de reformar por completo el estadio más antiguo de España no les parece mal, pese a que reconocen una cierta nostalgia. Su preocupación real, no obstante, es la gran explanada que rodea al blanco coliseo rojiblanco que el grupo mexicano ha proyectado en sus bocetos, rodeado por todas partes de zonas verdes. Sin la gran explanada de aparcamiento en la que, según los negocios, utilizar "la mayoría de los clientes habituales". La idea de parking soterrado, que entienden que será de pago, no acaba de convencer salvo que se logre algún acuerdo de uso público. "La mayoría de ventas son de gente de las parroquias de Gijón y de otros municipios de Asturias. Se tiene que poder aparcar, gratis y cerca", señala Francisco Javier Pérez, un veterano vendedor de hortalizas del rastro.

Por la izquierda, Mercedes Rosado y José García, ayer, a la entrada del rastro y con El Molinón al fondo. | Marcos León

Pérez se confiesa de antemano poco futbolero. "Lo que está claro es que, si nos quitan el aparcamiento gratuito, nos hunden. La gente necesita el coche para llevar las bolsas", razona. A su lado trabaja Alejandro Sánchez, allerano, que dice que la reforma de El Molinón la ve "regular". Él, que sí es rojiblanco, prefiere su estadio. "Me daría pena, la verdad. ¿Tan mal está el de ahora? Alguna reforma sí necesita, pero no creo que sea para tanto", señala. Apoyará la obra, en cualquier caso, siempre que se recurra a financiación privada: "Estando como está todo, no vería bien que se usase dinero público".

Por la izquierda, Sara Navarro y Fernando Sánchez, en el rastro. | M. León

Los clientes, por su parte, no se ponen de acuerdo ni en casa. Es el caso de la pareja Fernando Sánchez y Sara Navarro, vecinos de Somió. El tema del Sporting está provocando debates en casa este fin de semana. Porque a Sánchez el proyecto de Orlegi le gusta: "Sería un avance para Gijón si se logran fondos que no sean públicos. Traería cosas buenas a la ciudad". Pero a su pareja la idea de renunciar a la explanada de aparcamiento y el presupuesto estimado de 300 millones, "con el dinero que hace falta para otras cosas", no la convence. Sánchez, en cualquier caso, le quita hierro al asunto: "Yo soy del Atleti, nos tiraron el Calderón y no pasó nada. Peor esto no va a ser", bromea. Otro acérrimo sportinguista, José García, paseaba ayer con su esposa, Mercedes Rosado. Y les pasa lo mismo: él apoya más la idea que ella, aunque ambos rechazan la idea de usar fondos públicos. Pero García no entiende el rechazo al proyecto en sí: "También compramos un coche nuevo cuando se nos queda viejo el nuestro. Hay que avanzar".

El vendedor Francisco Javier Pérez, ayer, en su puesto. | Marcos León

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