Por coaccionar, amenazar, maltratar y vejar a su pareja sentimental ha sido condenado un varón de 56 años, natural de Valdesoto, a distintas penas que, en suma, suponen catorce años de prohibición de acercarse a su víctima o comunicarse con ella. El hombre, que reconoció los cargos, evitará, eso sí, el ingreso en prisión (solo le han impuesto un año y tres meses por las coacciones), pero deberá realizar trabajos a beneficio de la comunidad durante más de tres meses y tendrá prohibido el porte de armas durante más de un lustro. Contra esta sentencia, del Juzgado de lo Penal 2 de Gijón, no cabe recurso.
El magistrado explica en su sentencia que este hombre mantuvo una relación sentimental con su víctima, gijonesa, llegando a convivir en un piso del barrio de Cimadevilla. Fue en agosto de 2019 cuando la afectada se decidió a romper la relación sentimental e instó a su expareja a abandonar el piso. Pero este individuo se negó, por lo que fue ella quien "se marchó con su hijo a casa de un amigo durante tres o cuatro días, hasta que pudo cambiar la cerradura de su vivienda y volver a ella", describe la declaración de hechos probados del fallo judicial.
Los problemas, pese a las intenciones de la mujer de poner distancia, fueron en aumento en los meses siguientes. Así, entre septiembre y octubre de ese mismo año, el ahora condenado "estuvo merodeando a cualquier hora el domicilio, tocando el timbre y llamando por teléfono a su expareja, manifestándole que no le vacilase y que se las iba a pagar muy caro". Además, prosigue la sentencia, también le advertía que "se atuviera a las consecuencias, que en menuda se había metido, que le sudaba ir a la cárcel (sic), que era una puta, una asquerosa y rastrera". La violencia verbal no se detuvo ahí. Este hombre también vociferó que "le iba a joder viva y hundir la puta vida", además de decirle que "se olvidara de su hijo, que lo iba a perder todo".
En el mes de diciembre llegó otro grave episodio. Fue el día de Nochebuena, cuando coincidieron en un bar y este hombre le quitó el bolso a su expareja, con las llaves dentro, por lo que no pudo volver a casa. Tras ese episodio tuvo que cambiar la cerradura.
Empujón en un bar
En enero, estando la afectada con su hijo en una terraza hostelera, este hombre empezó a llamarla "zorra", la empujó contra la pared y diciéndole que "se iba a enterar". Por último, en febrero de 2020, este hombre lanzó amenazas de muerte a través del telefonillo. El calvario vivido se traduce en un alejamiento durante 14 años.