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El antiguo Jardín de Infancia, en la avenida Concha Espina. | Pablo Solares

Quejas en Santa Bárbara por un edificio abandonado y el temor a "okupas"

Los vecinos urgen soluciones para el antiguo jardín de infancia: "Es un foco de porquería"

Debate en Santa Bárbara en torno al antiguo jardín de infancia Panda. No por la guardería, sino por el edificio en el que se ubicaba, actual foco de inquietud para vecinos y paseantes de la zona. Incluso, algunos residentes sostienen que, desde que la guardería dejara de operar años atrás, el inmueble ha acogido "okupas", si bien aclaran que, en los tiempos más recientes, no han notado una actividad relevante. Es el caso de Eva Pérez, que vive a escasos metros del mencionado edificio. "No veo a nadie entrar o salir últimamente", asegura. Sin embargo, Pérez recuerda que, hace meses, acudió la Policía al lugar para tratar con una pareja.

Las quejas son unánimes. "Está hecho una porquería", apunta la vecina, para la que el estado del edificio afea el entorno. "Deberían tirarlo, pero tiene sus dueñas", comenta Eva Pérez, que subraya que, de vez en cuando, una de las propietarias le llama para estar al tanto de cómo está la situación.

Por su lado, Maite Riera, de la asociación vecinal de Santa Bárbara, señala que, en caso de que haya habido "okupas", "nunca nos han llegado quejas del barrio sobre que hubiera problemas". En ese sentido, Riera cuenta que, cuando las condiciones del inmueble eran mejores, sí que frecuentaba el espacio una familia con niños. No obstante, intuye que ahora las entrañas del edificio "deben ser lamentables". "Urge una solución, ¿qué pinta esto así tantos años?", cuestiona la vecina de Santa Bárbara.

"Había otra vivienda ‘okupada’ y la derribaron", declara Pablo Martínez, que acostumbra a pasar por delante del inmueble a diario. Si bien no ha visto a nadie recientemente merodear por la zona, matiza que, en el pasado, en varias ocasiones se personaron agentes policiales. "Si de verdad alguien está viviendo ahí, es un riesgo", advierte, en alusión a los desperfectos que se vislumbran desde el exterior.

Para Merche García, que el edificio permanezca tal y como está "es una pena", aunque tampoco sabe a ciencia cierta si es frecuentado por okupas. "Si los hay, no sé por dónde entrarán porque está todo tapiado", argumenta García, que sí rememora una época, previa a la pandemia, en la que algunas personas entraban. "No molestaban, son gente necesitada y bastante tienen con pasar esa situación", observa.

En lo que todos coinciden es en la mala imagen que genera para el barrio la existencia de un edificio en unas circunstancias insalubres al final de la avenida Concha Espina. "Si quieren dejarlo, que lo dejen, pero que se acondicione", reclama Merche García sobre un espacio que, por su emplazamiento, impide la prolongación de un carril bici, por ejemplo. "El Ayuntamiento podría comprarlo y derruirlo", sugiere Maite Riera. Como ella, muchos abogan por tomar medidas respecto al inmueble, más allá de la presencia o no de "okupas", un hecho que causa desconcierto entre los habituales de la zona.

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