El intercambio de libros "más necesario"

La modificación de los textos por la nueva ley educativa incrementa las necesidades en el programa del Conseyu de la Mocedá

Jurena Sabio recoge libros a Javier González, ayer, en el Conseyu. | M. León

Jurena Sabio recoge libros a Javier González, ayer, en el Conseyu. | M. León / Alessandro Maisto

Alessandro Maisto

Una acción solidaria que va a más. El Espaciu Astragal del Conseyu de Mocedá abrió ayer sus puertas a la vigesimoquinta edición del programa de intercambio de libros, que beneficia a niños desde tercero de Primaria a Segundo de Bachillerato. Según datos oficiales, el gasto medio de las familias en la vuelta al colegio será de 2.186 euros por hijo en el curso 2022-2023, dependiendo del nivel educativo y el número de asignaturas. Este gasto puede representar una carga considerable para muchos. De ahí, que el objetivo de esta iniciativa sea el fomento del aprendizaje y el acceso equitativo a los materiales educativos en tres cómodas fases. Ayer, por la sede del Conseyu se dejaron caer los primeros interesados. Se espera una participación mayor debido al cambio de los libros de texto obligatorios por la nueva ley educativa.

En esta primera fase, del 5 al 28 de julio, los alumnos y padres tienen la posibilidad de llevar sus libros de texto, mediante cita previa, a cambio de un vale electrónico de dos años de duración que podrá será canjeable en la segunda y tercera fase por otros libros que necesiten. La segunda fase del programa, que abarca desde el 16 de agosto hasta 29 de septiembre, continuará con la recogida de libros y abre la entrega de los mismos, también mediante cita previa. Durante esta etapa, se busca promover el intercambio entre los participantes, permitiendo que cada estudiante pueda obtener los libros necesarios para el próximo año escolar. La tercera y última fase, conocida como "Matrícula Viva" es el corazón de este programa, y comenzará el día 2 de octubre y continuará hasta el 11 del mismo mes. "Queremos ser conscientes y consecuentes con nuestros vecinos", asegura Yurena Sabio, al frente del programa.

"El año pasado, ayudamos a 650 familias, pero este año esperamos muchas más, es más necesario", indica Sabio. Porque ahí surge el problema principal. El año pasado cambió la ley y las editoriales modificaron todos los libros, lo que se traduce en que salen nuevas ediciones con nuevos contenidos y frena el avance del intercambio de libros reutilizados. Esto provoca que las familias deban comprar los libros nuevos.

A pesar de que es un proyecto altruista, Sabio hace "un llamamiento a los chavales de Segundo de Bachillerato", ya que estos son los más reacios a entregar los libros, por pereza, debido a que han acabado ya los estudios y no necesitan de más libros de texto. Por lo tanto, este programa de intercambio de libros no solo permite a los estudiantes más jóvenes acceder a contenidos académicos avanzados, sino que también promueve la reutilización de los mismos, reduciendo así el impacto medioambiental y aliviando la carga económica de las familias. Se erige así como un símbolo de apoyo mutuo y de construcción de comunidades educativas más fuertes y cohesionadas.

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