Entrevista | Dámaso Colunga Alonso Comisario de la Policía Nacional en Gijón, Medalla de Oro de la villa

"Gijón es una ciudad impecable que se involucra en su seguridad"

"En Semana Santa hay un dispositivo especial para proteger los actos; el terrorismo islamista está ahí y hay que tomar medidas de precaución"

Dámaso Colunga, ayer, en el aparcamiento de la Comisaría de El Natahoyo.

Dámaso Colunga, ayer, en el aparcamiento de la Comisaría de El Natahoyo. / Ángel González

La Medalla de Oro de la Villa concedida a la Policía Nacional ha «pillado por sorpresa» a la Comisaría de Gijón. Su jefe, el comisario Dámaso Colunga Alonso (Gijón, 1962), se muestra «orgulloso» por el reconocimiento municipal y reivindica la «seguridad» de la ciudad, una cuestión que es «cosa de todos». Para él. la profesión policial tiene mucho de «vocacional».

–¿Qué supone esta distinción?

–Es impresionante que se nos reconozca el trabajo de tantos años. Es un refuerzo para seguir, para continuar en esta línea y mejorar todo lo que podamos.

–¿Ven esta medalla como el reflejo de su buena labor?

–Quiere decir que algo estamos haciendo bien. La ciudadanía ve que Gijón es una ciudad segura, y eso a nosotros nos importa. La gente puede ir por las calles sin preocuparse mayormente de su seguridad como puede suceder en otros sitios.

–Siempre ha hecho gala en actos públicos de la seguridad de la ciudad.

–Lo reivindico. ¿Qué puede preocupar a los gijoneses? Que no entren en su casa a robar, en los locales o tiendas, que no le atraquen por la calle o en el coche, etc. Hay delitos que generan una inseguridad ciudadana y los tenemos en tasas más bajas de las normales que permiten una convivencia pacífica. Hay tolerancia cero con cualquier tipo de violencia. Prácticamente, un 40 % de los delitos son telemáticos. No diré que no preocupan al ciudadano, pero no les altera su seguridad personal, sí su bolsillo. La eficacia de la Brigada de Policía Judicial es elevada. El que la hace, generalmente, la paga.

–¿Cuáles son las claves de su funcionamiento?

–Hay muchas, pero el trabajo no es de ahora. Quiero reconocer a mis predecesores, los jefes que han dirigido esta plantilla, ya que cada uno ha dejado su impronta. Llevo en el cargo diez años y siempre digo a los funcionarios de la comisaría que lo que hacen lo hacen por sus familias. Gijón es una plantilla de destino final, la gente viene aquí a una edad y no tiene más aspiraciones de ascender o moverse, sino para quedarse. El trabajo se hace más personal.

–La Alcaldesa, Carmen Moriyón, ya deslizó la propuesta de la Medalla de Oro en la celebración de los Ángeles Custodios. ¿Se la esperaban?

–Nos pilló de sorpresa. La Alcaldesa y su grupo de trabajo lo sabrían, pero yo no. Moriyón tiene con nosotros una relación muy fluida y eso facilita el trato que tenemos con la Policía Local. Hay que funcionar de manera conjunta con ellos y la Guardia Civil. En las reuniones, se plantean incidencias y se intercambian datos. Es un trío que no podemos obviar. Si eso falla, la seguridad no puede ser completa.

–El galardón llega en el año del bicentenario.

–Coincide con esa efeméride. Podría haberse dado en cualquier otro momento. Si somos merecedores, lo somos igual ahora que hace dos años o diez, pero creo que quienes decidieron proponerlo pensaron en ese bicentenario.

–¿El sabor es incluso más especial por ello?

–Sabe siempre bien. Soy asiduo a la entrega de premios y veo cómo disfruta el auditorio y los premiados, aunque esas palabras del discurso a veces nos ponen nerviosos.

–¿Qué siente un gijonés como usted al recibir este reconocimiento?

–Es un orgullo. A veces me preguntan que por qué no me moví. He llegado a la mayor categoría en mi cuerpo, como comisario, en mi ciudad, con los míos. Es un fin de carrera muy importante para mí, aunque me queden años para jubilarme. Es una recta final muy satisfactoria.

–¿En qué medida la evolución de la delincuencia les ha obligado a reinventarse?

–Hace años dirigí el grupo de Delincuencia Económica y Tecnológica de entonces y no tiene nada que ver con lo de ahora. Las estafas eran más locales y ahora casi todas son vía internet. Hemos tenido que adaptarnos, incrementar nuestros medios técnicos, sobre todo la cooperación internacional.

–¿Qué papel ha jugado la tecnología en ese sentido?

–Ha avanzado muchísimo. Los ordenadores están adaptados y también hay avances en materia de automoción. En cuanto al equipo, hay unas 440 personas de Policía, otras 30 de cuerpos administrativos o auxiliares. En el área tecnológica hay que trabajar con 12 o 15 personas.

–¿A qué retos se enfrenta la seguridad ciudadana?

–Aparte de los delincuenciales, están los improbables pero posibles. En Semana Santa tenemos un dispositivo especial para proteger los actos. El terrorismo islamista está ahí y hay que tomar medidas de precaución. También están las labores formativas. Hace poco hicimos cursos para incidentes con rehenes. Lo normal es que no pase nunca en Gijón, pero hay que estar preparados para hacer frente a eso.

–Perciben que esta Medalla puede ayudar a que los gijoneses les «humanicen» y les sientan más cerca?

–Me gustaría que sirviese para ello. Somos parte de esta sociedad. El policía, cuando se quita el uniforme, vive en los bloques que vivimos todos y nuestros hijos van a los colegios de todos. Somos unos ciudadanos más y es importante esa humanización. La violencia se incrementa cuando se deshumaniza al que está enfrente. La seguridad es cosa de todos, cada uno debe aportar su granito de arena.

–¿Cómo es la relación con la ciudadanía?

–No solo hay un reconocimiento y un cariño, sino colaboración ciudadana. Muchos vídeos que utilizamos para identificar delincuentes los ha grabado un ciudadano y nos lo facilita. En ese aspecto, Gijón es una ciudad impecable que se involucra en su seguridad.

–¿Qué porcentaje de vocacional tiene el oficio de policía?

–Debería tener el 90 % al menos. No todos la tienen, muchos entran sin esa vocación clara. Siempre les digo a los policías que empiezan las prácticas, en la primera charla, que el que no tenga vocación lo va a pasar mal. Aquí vemos todas las inmundicias habidas y por haber, todas las miserias humanas.

–¿Considera que existe una mayor sensibilización en ámbitos como la violencia de género?

–La gente está concienciada con la violencia de género. Es una cuestión compleja, transversal y erradicarla es difícil. También nos preocupan los fake.

–¿Qué sentirá el 29 de junio, día de San Pedro?

–Una alegría inmensa que me gustaría trasladar a quienes trabajan o han trabajado en la comisaría. Una sensación de agradecimiento a la Alcaldesa y a los grupos municipales que la han apoyado. Somos un servicio público y mientras yo esté aquí lo será, con todas las de la ley y toda la entrega al ciudadano.

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