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Profesora del colegio La Asunción

Un paseo por la docencia o lo que creemos que es

Formar a los escolares: la profesión más difícil del mundo pero también la más hermosa

Cuando decidí cursar mis estudios de Magisterio no era consciente de que había elegido la carrera más complicada de todas. Nadie me dijo que además de ser maestra, tendría que ejercer también de psicóloga, pintora, médico, ilusionista y acompañante de sueños. Después de casi veinte años en la docencia tengo claro que posiblemente sea la profesión más difícil, pero al mismo tiempo la más importante y hermosa. No hay jueces, doctores, empresarios, filósofos, arquitectos... que no hayan pasado por las manos de un maestro. Nuestra tarea no solo consiste en impartir contenidos, hacer exámenes y poner notas. Nuestro día a día va mucho más allá... Manejamos un montón de mochilas que contienen los mismos materiales, pero que cuando se ponen sobre los pupitres, nos descubren un sinfín de necesidades, proyectos e ilusiones. Es entonces cuando tenemos que desplegar todo tipo de herramientas y estrategias que nos permitan llegar a veinticinco mentes y otros tantos corazones. Para el docente no hay mañana sin canas, tardes relajadas, tiempos muertos, risas sin llantos? El docente empieza a perder su identidad cuando la mayor parte del tiempo está dedicado a revisar objetivos, hacer programaciones, descifrar estándares de aprendizaje (sinónimos de jeroglíficos egipcios), cubrir trámites burocráticos, colaborar con la tarea de psicólogos, añadir o quitar contenidos para que se cumpla la Ley (que hoy es la LOMCE y el año que viene la DMASALLÁ), coordinar actividades? El docente se aleja de sus sueños, cuando las rúbricas y porcentajes ganan la batalla al sentido común, cuando te acuestas pensando que mañana tienes una entrevista con unos padres que quieren saber exactamente qué criterios de calificación se piden, el deber de aplicar la Protección de Datos incluso cuando estornudan? ¿En qué hemos convertido la enseñanza? Queridos representantes del ámbito que me toca, os invito amablemente a pasar solo un día en las aulas, pero antes seguid estos consejos: Cuando vengan a recogerlos tened cuidado a quién se los entregáis (ojo a la custodia compartida). Si suspenden una asignatura, tendréis que preparar un seguimiento con ejercicios de refuerzo. Si ese día hay una actividad escolar inesperada, posponer vuestra materia pero intentad que no se acumule. Comprobad que los alumnos del comedor tengan los partes de alergias, los de actividades extraescolares que lleven lo necesario, antes de darles cualquier medicación leer bien el protocolo de medicamentos. No os recomiendo ofrecerles gominolas, hay padres que no les gusta y niños que no pueden probar el azúcar. Contestad a todas las anotaciones que vienen en las agendas, no podemos dejar que las familias queden sin respuestas inmediatas. No deis más contenidos de los que exige la Ley, tachad en el libro lo que no se pide y preparad con esquemas, apuntes y fotocopias lo que no está. Haced las Adaptaciones Curriculares a los alumnos de Necesidades Educativas Especiales y concertad después una tutoría con la familia para explicarles detalladamente su proceso de enseñanza-aprendizaje. Si un niño vomita, tenéis en el cuarto de la limpieza fregona, lejía y serrín, pero no los dejéis nunca solos, pedid al compañero de puerta que vigile ambas clases mientras os ocupáis de limpiar y llamar a la familia para que vengan a buscarlo. Si se os da bien el día, no tendréis mucho más que hacer. ¡Bueno sí, dar clase! El camino es arduo, pero os aseguro que la recompensa está en el simple abrazo de uno de esos pequeños. ¡Venga, mucho ánimo!

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