Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Día de Europa

Las elecciones del próximo domingo pueden servir para reconducir la ola de euroescepticismo que atraviesa el continente

El pasado 9 de mayo se celebró el Día de Europa en conmemoración del discurso que el Ministro francés de Asuntos Exteriores, Robert Schuman, pronunció en París en 1950, y en el que expuso sus ideas sobre el proyecto político de Europa centrado en la cooperación entre los Estados, con el fin último de evitar una nueva guerra en el continente. En suma, el inicio de una andadura que llega hasta nuestros días.

A lo largo de los años el proyecto europeo se ha caracterizado por su evolución y por su vitalidad, pero no por ello hay que dejarse llevar por una visión acrítica del mismo, más en estos tiempos que nos ha tocado vivir. La construcción europea tiene sus luces y sombras que conviene recordar para así valorar mejor los esfuerzos y logros conseguidos hasta ahora.

Entre las primeras conviene destacar que el objetivo básico enunciado en el discurso de Robert Schuman se ha logrado, después de la segunda guerra mundial no ha habido ningún conflicto bélico que enfrente a todos los Estados europeos, la cooperación entre los mismos se ha articulado como la forma natural de relación entre los Estados. Además, el progreso y el desarrollo económico han caracterizado el proyecto durante la mayor parte de la segunda mitad del siglo XX articulado en torno a la cohesión económica, social y territorial, lo que ha supuesto, con carácter general, un éxito de primera magnitud. El establecimiento de una Europa sin fronteras, con una moneda común, favoreciendo la movilidad de las personas, son algunos de los ejemplos que el proyecto europeo encuentra en su haber. Desde otra perspectiva, la Unión Europea está liderando actualmente a nivel mundial la lucha contra el cambio climático en un momento tan complicado como el actual donde los negacionistas del mismo han llegado a los gobiernos de algunas potencias mundiales.

Esta visión somera y un tanto desordenada no ha de impedir reconocer que el proyecto europeo también tiene sus sombras. La falta de una auténtica política exterior y de seguridad común durante años dio lugar a una nefasta gestión en la guerra que acaeció en el territorio de la antigua Yugoslavia. Recordemos que el conflicto finalizó gracias a la intervención de Estados Unidos. Por otro lado, un enfoque excesivamente económico, político y burocrático del proyecto ha alejado al mismo de los europeos, tras el impulso que supuso el Tratado de Maastricht al incorporar el concepto de ciudadanía. La gestión de la última crisis económica basada en criterios de austeridad y con un proceso de toma de decisiones nada transparente y con una cierta marginación de las instituciones europeas, ha acentuado esa separación entre los europeos y el proyecto. La tensión entre los Estados Miembros y sus diferencias quedaron patentes en la crisis migratoria que azotó y azota el territorio europeo. La falta de acuerdo entre los Estados es un lastre que pesa sobre la sociedad europea.

Esta situación ha dado lugar a la aparición de partidos populistas con propuestas antieuropeas en sus programas con el resultado de que el euroescepticismo se ha instalado en buena parte de nuestra sociedad. Dejando a un lado la endiablada situación generada por el Brexit, hoy en día esos partidos están presentes en muchos países europeos. Recordemos, en este sentido, las recientes elecciones en Finlandia en las que el partido de los Verdaderos Finlandeses ha alcanzado la segunda posición y en España en las que por primera vez veremos en el Parlamento a una fuerza política con planteamientos euroescépticos.

Reconducir este escenario que acabamos de describir es el principal reto que la Unión Europea tiene en un año crucial en el estamos a punto de dar inicio a la campaña electoral para elegir al nuevo Parlamento Europeo que, tras su constitución, dará lugar al nombramiento de la nueva Comisión Europea. Todo ello en un marco de negociaciones del nuevo presupuesto para el periodo 2021-2027. La innovación digital; la implementación de la agenda urbana europea; la gestión medioambiental; la presencia de la Unión Europea como un actor global de primer orden; la consolidación del pilar de los derechos sociales; la agenda europea para la cultura; la igualdad,? son solo algunos de los retos a los que la Unión deberá hacer frente en los próximos años.

No cabe duda que los ciudadanos y ciudadanas europeos nos encontramos ante una gran responsabilidad. Por ello, las instituciones europeas han decidido celebrar el 9 de mayo bajo el lema "Elige tu futuro" con el horizonte de las elecciones europeas que se celebrarán entre los días 23 y 26 de mayo. Esta celebración no debe circunscribirse exclusivamente al ámbito institucional europeo, los logros conseguidos y los retos pendientes, así como la concienciación europea, pueden y deben ser abordados también desde otros ámbitos como las regiones y las ciudades, de ahí la importancia de la celebración del Día de Europa. El éxito o fracaso de la apasionante aventura europea dependerá en gran parte del papel que desempeñen las regiones y las ciudades y cómo estas se involucren. Por ello, Europa debe estar presente en la agenda política de nuestros dirigentes regionales y locales.

Para concluir, el proyecto europeo sigue vigente, si bien es cierto que requiere un impulso decidido por parte de los dirigentes, lo que se vería reforzado con un triunfo contundente de las opciones pro europeas en las próximas elecciones. Ahora bien, no está de más recordar una frase del discurso de R. Schuman que no por tópica deja de ser cierta "Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho". No nos paremos.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.