Catorce meses después del inicio de la peor pesadilla de su historia, el Hospital Universitario de Cabueñes comienza a caminar lento, pero con paso firme, hacia una relativa normalidad en la prestación de los servicios que van más allá de la atención a los enfermos de coronavirus. La gerencia del área sanitaria de Gijón ha diseñado para esta paulatina transición su propio plan de desescalada, desvelado por LA NUEVA ESPAÑA, que prevé un sustancial incremento de las intervenciones quirúrgicas y el regreso de las visitas a los pacientes ingresados, un paliativo emocional de primer orden para ellos, pero también para sus familiares y amigos. Los datos de ayer en el complejo son un soplo de aire fresco en medio de la angustia colectiva acumulada durante más de un año: tan solo había seis positivos atendidos en las UCI y ocho en planta, nada que ver con las catastróficas cifras que se llegaron a alcanzar en mitad del otoño, en plena segunda ola, con casi un centenar de casos al mismo tiempo. Esta luz al final del túnel brilla aún más si se tiene en cuenta la magnífica situación en Jove. Y también en Cruz Roja, donde ya no hay afectados por covid.

Pero la recuperación no será fácil porque la tarea acumulada debido al colapso es enorme. Basta con echarle un vistazo a la lista de espera para operarse en Cabueñes, adelantada ayer por este diario, para darse cuenta de los enormes trastornos que la pandemia ha provocado en su funcionamiento interno. El número de pacientes pendientes de una intervención desde hace más de 180 días se ha multiplicado por 28, hasta los 739. Y algunos servicios, como Traumatología, se encuentran bloqueados, con 374 personas pendientes de saber cuándo pasarán por el quirófano (solo para ponerse una prótesis de rodilla hay 69, y otros 41 para una de cadera). Reducir semejantes registros supondrá otra prueba de fuego para el personal sanitario, exhausto ya en términos generales. Y un examen para los gestores, obligados de nuevo a hacer malabares ante una coyuntura inédita.

Esta hercúlea labor se deberá llevar a cabo además en medio del proceso para iniciar la ampliación del centro. Y sin que la Consejería de Salud haya aclarado aún su plan para la Atención Primaria, con las repercusiones que esa parálisis supone para Cabueñes. El camino hacia la recuperación se prevé por todo ello largo. Pero el mero hecho de que haya comenzado provoca alegría y esperanza.