Han querido los designios de la burocracia y unos cuantos problemas con el suministro que la remodelación de la fuente del Carmen eche a andar bastante después de lo anunciado y que, por aplastante lógica, vaya a terminar más tarde de lo previsto, justo para el inicio del otoño. Así que la céntrica plaza empezará a chorrear, con luces de colores incluidas, en el estreno de la prometida inmunidad de grupo, con tres cuartas partes de la vecindad vacunada y los ritmos de la ciudad teóricamente normalizados. Sin que nadie lo haya pretendido, los juegos de agua que durante largos años han estado sumergidos en el olvido de la Municipalidad se convertirán en una alegoría de un tiempo nuevo, aparentemente mejor. Un refrescante refuerzo anímico para el colectivo, que falta hace.
