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Luis Miguel Piñera

Otra historia local

Luis Miguel Piñera

La huelga de los hachones

La rebelión de los pobres que acompañaban en los entierros

En el año 1911 hubo una huelga entre los pobres de solemnidad que acompañaban en los entierros. Lo hacían con teas encendidas y con llantos, y la mayoría de las veces sin haber conocido al muerto o la muerta. Alumbraban el funeral y luego venía el trayecto a pie al lado de los caballos del coche fúnebre hasta el cementerio de Ceares, trayecto largo por cierto. Normalmente, el duelo se despedía frente al colegio de la Inmaculada donde mujeres, niños y ancianos abandonaban la caminata cuando faltaba quizás la parte más dura de la subida. A veces la despedida era más arriba, en la Cruz de Ceares.

Los pobres de solemnidad, no. Ellos tenían que seguir por un poco de dinero con sus antorchas encendidas y sus lamentos hasta el final. Nunca mejor dicho “hasta el final”. En noviembre de 1911, se pusieron en huelga liderados por Emilio Rodríguez, un jorobado, un chepu, a quien todos llamaban El Merengue. Con él a la cabeza, pidieron aumento de sueldo, pero no tuvieron éxito. En la prensa gijonesa leemos “por falta de unión entre los pobres forzados de la vela funeraria”.

El pintor Evaristo Valle pintó en 1917 el óleo “La procesión”. Representa una procesión en Cimavilla con la Virgen de Los Remedios y, junto a ella, varios pobres de solemnidad, algunos lisiados y uno chepu. Quizás recordase Valle a El Merengue. Quien sí recordó a El Merengue fue Luis Fernández Valdés, “Ludi”, en su libro “Un kilo de versos” (1915). Nos relata Ludi las circunstancias de la huelga en uno de los poemas de ese libro ejemplo de humor playu. Esta es una parte de “La huelga de los hachones”.

“El que quiera que le lleven / alumbrado, cuando muera, / sin tropezar en los baches / de la mala carretera / que nos conduce hasta El Sucu, / y de ahí a la gloria eterna, / que se fastidie el amigo / y que achinche la peseta / y el recargo que pusimos / al que viva en las afueras. / Lo de “al que viva” es un dicho / quise decir “al que muera”.

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