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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Operación industrial

Lo de instalar un ciclo combinado de electricidad en zona portuaria es un plan muy tierno

Cuando se habla una gran inversión industrial como la que un grupo de Singapur plantea para el Musel surgen muchas preguntas. Se trata de producir electricidad en una factoría de ciclo combinado, es decir de gas. Para vestir adecuadamente el santo, la empresa, LNG9 del empresario indio Swapan Kataria, se habla de producción de hidrógeno, aprovechamiento de las instalaciones de la regasificadora y captura de CO2. Además del empleo generado y los beneficios portuarios. Todo ventajas sobre el papel.

Es lógico que las autoridades portuarias lo vean con buenos ojos y que el ayuntamiento de la localidad mantenga así mismo una opinión favorable sobre el proyecto. Las autoridades del gobierno del Principado, sin embargo, mantienen sus reservas y, por lo que suele suceder en casos similares, no es muy difícil adivinar qué opinarán los diferentes ministerios concernidos del gobierno del Estado. Los procedimientos están reglados y en este tipo de autorizaciones los estudios de impacto ambiental son cruciales. Por mucho que hablemos de captura de CO2 y de fabricación de hidrógeno, estamos ante una industria que parte de la quema de un combustible fósil y esto, en tiempos de la inexorable des carbonización, no es una buena tarjeta de presentación.

Por ejemplo, se habla de la captura del dióxido de carbono, lo cual es positivo, pero hasta el momento nadie ha contado nada acerca del destino de ese CO2 capturado, cuestión que, como es lógico preocupará a las autoridades medioambientales no ya española, sino europeas. Este aspecto y otros similares que se suscitarán van a condicionar la imprescindible autorización ambiental. Claro que sería importante la instalación de una factoría como la planteada, pero la necesidad de la implantación de industrias en esta provincia nuestra tan necesitada de ellas, no debe hacernos voltear las campanas al vuelo y contemplar la operación con un cierto distanciamiento. De esta forma, si todo se va al traste no caeríamos en la desesperación ni nos enzarzaríamos en una caza de brujas para buscar a los culpables de nuestros males.

Este tipo de conglomerados industriales eligen bien las piezas que quieren cazar y buscan aquellas comarcas en declive necesitadas de inversiones industriales. En efecto el bocado es grande y apetitoso a primera vista, pero habrá que andarse con mucho cuidado para ver qué hay detrás. De momento sólo se nos han puesto ante los ojos las ventajas, mas nadie ha dicho nada acerca de los inconvenientes y ello nos ha de provocar transitar este terreno de manera prudente por lo resbaladizo que aparenta ser. Ojalá haya final feliz y la factoría salga adelante, pero guardemos las imprescindibles reservas que este tipo de operaciones conllevan. A estas alturas ya estamos muy advertidos al respecto.

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