La ascensión de María Calvo a la cúspide del empresariado asturiano es la mayor garantía de que Gijón ocupará el lugar que le corresponde como locomotora económica de Asturias cuando lleguen las negociaciones para la partición y la repartición de prioridades. Perfecta conocedora de las fortalezas y debilidades del tejido económico de la ciudad donde nació, ha sido figura clave en el pacto de la concertación social que firmaron el Ayuntamiento, FADE y los sindicatos en los albores del primer estado de alarma, ejemplo para el resto de Asturias por su rapidez y envergadura. Y, según cuentan quienes se han sentado en la silla de al lado, es fácil llegar a acuerdos con ella porque lo primero que pone sobre la mesa es la sinceridad. Que de derecha a izquierda sea imposible encontrar a alguien que dude de su capacidad es la mejor carta de presentación.
