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Jaime Torner

La orquesta cambia de músicos, pero sigue el director

Recientemente, LA NUEVA ESPAÑA (11-7-2021), informó sobre la amplia remodelación del equipo de Gobierno central como una aparente transición de la fase crítica del covid–19 a una fase de recuperación económica. Sin embargo, leyendo la letra pequeña de este “tsunami” ministerial, todo parece señalar que se trata de un intento de su Presidente para poder remontar la pronunciada caída de sus expectativas de voto, principalmente, debido a la deficiente gestión de la crisis socio-sanitaria generada por el covid–19. Me explico:

En primer lugar, ascender a Nadia Calviño a vicepresidenta primera parece confirmar su peso específico al frente de la economía de nuestro país, ante presuntas diferencias con titulares de otras carteras (como Trabajo) y que, con ello, se pretenda tranquilizar a Bruselas sobre cómo se gastarán en España los fondos de ayuda llegados de la UE para poder aliviar la crisis económica del covid–19.

En segundo lugar, en términos globales, el perfil de los nuevos ministros(as) parece ser más adecuado que el de sus predecesores (especialmente en Asuntos Exteriores, donde un diplomático de carrera afrontará el reto de recomponer la torpe gestión de la ministra saliente). No obstante, persisten las “cuotas” ministeriales en el Ejecutivo, primándose al género femenino (implicando el 63% de sus componentes) y al PSC (para mitigar el problema territorial catalán) o buscando la afinidad personal con el Presidente. Por ello, procede preguntarse si dichos nombramientos reforzaran su capacidad para mantenerse en el cargo hasta concluir la actual Legislatura.

En tercer lugar, llama la atención que el presidente Sánchez mantenga 22 ministros(as) cuando la UE parecía condicionar la recepción de ayudas económicas a una reducción de nuestro gasto público, empezando por la vigente plétora de Ministerios. De hecho, existen ciertos Ministerios que parecen creados exclusivamente para poder satisfacer el compromiso electoral con el socio del PSOE en la coalición de Gobierno (Podemos); resultando intocables para sostener el “status quo” pactado, aunque su cometido podía mantenerse igualmente operativo mediante una Dirección General en otro Ministerio: Así, el Ministerio de Universidades podría incluirse en Educación, el de Igualdad en Derechos Sociales, el de Consumo en Industria y de Transición Ecológica en Ciencia; mientras bastaría una Vicepresidencia de perfil político y otra económico. Sin duda, recortar el Ejecutivo a 18 Ministerios sería simbólico pero implicaría dar un paso en la buena dirección.

En síntesis, ante la galopante pérdida de credibilidad ciudadana de nuestro Gobierno central, los nuevos ministros(as) deberán esforzarse en su cometido para recuperar el prestigio perdido. Consiguientemente, aunque la orquesta cambie de músicos, podrá seguir desafinando si se mantiene a su director y la partitura a tocar sea la misma.

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