La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mar Norlander

Crítica / Música

Mar Norlander

¿Oportunidad de oro o explotación infantil?

Los hermanos Isaac y Nora, uno de los últimos fenómenos virales que arrasan en redes sociales

Los hermanos Isaac y Nora se han convertido en uno de los últimos fenómenos virales, arrasando las redes con canciones tradicionales hispanoamericanas junto a su padre Nicolás. A priori, el género musical se aleja bastante de las preferencias de esta generación, sin embargo, por alguna causa enganchan a la audiencia porque tienen algunos vídeos con más de seis millones de visitas y millones de seguidores en las redes. De tal impacto mediático quiso sacar provecho la discográfica “Madame Vodevil” y esos vídeos, que al principio eran inocentes y caseros, se han ido profesionalizando en los últimos meses llegando la grabación de un disco y la consiguiente gira por España (y próximamente por Latinoamérica, anuncian). Y viendo a esos niños encima de un escenario tan frío y tan grande como el del Teatro de la Laboral de Gijón un viernes de mediados de octubre me provocan sensaciones contradictorias. Me pregunto ¿Por qué no están en el colegio a estas alturas del curso y que hacen a tantísimos kilómetros de su casa? ¿Se trata de una explotación infantil como lo fueron en su día algunos artistas conocidos por todos o es una oportunidad de oro para ellos?

En la gira por España no están solos, comparten escenario con Diego Galaz y Jorge Arribas, dos grandes músicos creadores de “Fetén Fetén” que acaban de sacar al mercado un nuevo disco titulado “Cantables II” con el mismo sello discográfico. Ellos se encargan de abrir el concierto con una habanera y su habitual acopio de instrumentos peculiares. Uno a cada extremo del escenario, dejan el centro para la familia que hace su aparición después de la divertida “Vente que hacemos merienda cena”. Arreglos magníficos y originales dan paso a Nicolás, Isaac y Nora con el chachachá “Solamente tú”. La voz de Nora recuerda a aquella Jeanette que cantaba “Soy rebelde”, susurrando y con mucho aire entre las cuerdas vocales. Su puesta en escena es totalmente estática y con una sonrisa permanente canta canciones que expresan vivencias imposibles para una niña de diez años.

Entre milongas, jotas, canciones mexicanas, cumbias y boleros van alternando su repertorio con el propuesto por “Fetén, Fetén” y aparecen temas como “Gracias a la vida”, una canción chilena con la que se sienten identificados por la suerte que han tenido, expresa Nicolás. La interpretación de “El Huapanguero” pone en evidencia las magníficas cualidades de Isaac con la trompeta y deja en entredicho si esa canción es adecuada para la voz de Nora por mucho que le guste a su padre. Para mi gusto no, está muy forzada y deberían quitarla del repertorio o hacerla instrumental.

Después de interpretar su mayor éxito “Veinte años” despiden con un pasodoble y se llevan la ovación del público. Casi dos horas de concierto en el que me cuestionaba una y otra vez si lo que estaba viendo me convencía o me parecía éticamente correcto. Por un lado, hay una vasta lista de niños en la escena artística que han sido explotados para el lucro de sus managers y progenitores sin tener en cuenta sus propios intereses. Por otro lado, no deja de ser una gran oportunidad en la que esos niños adquieren unas vivencias inalcanzables para la mayoría de sus pares. ¿Qué es lo correcto? Es cuestión de tiempo. Si permanecen en la escena sin formarse debidamente se quemarán. Lo más probable es que el fenómeno viral en el que se han visto envueltos sea solo eso, algo volátil y pasajero, pero estoy convencida de que el amor por la música y por la cultura popular se quedará entre ellos.

Compartir el artículo

stats